DOMINGO
II DE ADVIENTO - CICLO A
Domingo 7 de diciembre de 2025
"Juzgará a los pobres con
justicia” (Isaías 11, 1-10)
Lectura del libro de Isaías.
· - En aquel día, brotará un renuevo del tronco de
Jesé,
y de su
raíz florecerá un vástago.
· -Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu
de sabiduría y entendimiento,
espíritu
de consejo y fortaleza,
espíritu
de ciencia y temor del Señor.
· - Lo inspirará el temor del Señor.
- No
juzgará por apariencias
ni
sentenciará de oídas;
juzgará a
los pobres con justicia,
sentenciará
con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero
golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el
soplo de sus labios hará morir al malvado.
· - La justicia será ceñidor de su cintura,
y la
lealtad, cinturón de sus caderas.
· - Habitará el lobo con el cordero,
el
leopardo se tumbará con el cabrito,
el
ternero y el león pacerán juntos:
un
muchacho será su pastor.
· - La vaca pastará con el oso,
sus crías
se tumbarán juntas;
el león
como el buey, comerá paja.
· - El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la
serpiente,
y el
recién destetado extiende la mano
hacia la
madriguera del áspid.
· - Nadie causará daño ni estrago
por todo
mi monte santo:
porque
está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las
aguas colman el mar.
· - Aquel día, la raíz de Jesé será elevada
como
enseña de los pueblos:
se
volverán hacia ella las naciones
y será
gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
SALMO:
"Que en sus días florezca la
justicia, y la paz abunde eternamente” (Salmo 71)
R. Que en sus días florezca la justicia y la paz
abunde eternamente.
V. Dios mío, confía tu juicio al rey, tu
justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus
humildes con rectitud. /R.
V. En sus días florezca la justicia y la paz
hasta que falte la luna;
domine de mar a mar, del Gran Río
al confín de la tierra. /R.
V. Él librará al pobre que clamaba, al afligido
que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la
vida de los pobres. /R.
V. Que su nombre sea eterno, y su
fama dure como el sol; él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen
dichoso todas las razas de la tierra. /R.
SEGUNDA LECTURA:
"Cristo salva a todos los
hombres” (Romanos 15, 4-9)
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos.
Hermanos: Todo lo que se escribió
en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de
nuestra paciencia y del consuelo que dan las Escrituras mantengamos la
esperanza. Que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener entre
vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús; de este modo, unánimes, a
una voz, glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso,
acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo
se hizo servidor de la circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para
llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas y, en cuanto a los
gentiles, para que glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito: «Por
esto te alabaré entre los gentiles y cantaré para tu nombre».
Palabra de Dios.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Preparad el camino del Señor, allanad sus
senderos. Toda carne verá la salvación de Dios.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO:
"Convertíos, porque está
cerca el reino de los cielos” (Mateo 3, 1-12)
+
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
Por aquellos días, Juan el Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: «Voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”». Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».
Palabra del Señor.
LA CAJA
DE LA NAVIDAD
VER. –
El mito griego de Pandora nos
cuenta que Zeus le entregó una caja, con instrucciones de no abrirla, pero
Pandora, por curiosidad, la abrió. La caja contenía todos los males para la
humanidad (enfermedad, tristeza…) que se esparcieron por el mundo. Pandora
cerró rápidamente la caja y en ella sólo quedó la esperanza, que estaba al
fondo, para que las personas pudieran sobrellevar esas desgracias. De este mito
surgió la frase: ‘La esperanza es lo último que se pierde’.
Para la mayoría de la gente, la
Navidad se reduce a esos elementos visibles, a los adornos, regalos, comidas y
cenas, reuniones familiares… sin ninguna referencia a la fe cristiana, que es
el origen de la Navidad. Estos elementos son como cáscaras vacías y por eso no
es de extrañar que mucha gente sufra durante estos días, porque los males de la
caja de Pandora están muy presentes en sus vidas, y en el mundo, y en su ‘caja
de la Navidad’ no hay rastro de esperanza, porque no está Dios.
Este segundo domingo de Adviento
nos hace una llamada a que, al abrir nuestra ‘caja de la Navidad’, no olvidemos
buscar en ella la esperanza. La 1ª lectura nos ha ofrecido la visión de Isaías
que se producirá “en aquel día”, en el que desaparecerá el dolor y sufrimiento
y que traerá la deseada paz y justicia; pero ese futuro de felicidad viene
gracias a ese “vástago” sobre el que “se posará el espíritu del Señor”, y que
es Jesús, el verdadero Mesías de Dios.
En el Evangelio también hemos
escuchado la llamada a la esperanza que hace Juan el Bautista: “Convertíos,
porque está cerca el reino de los cielos…”. Y Juan el Bautista deja claro que
esa esperanza no es un mero sentimiento, sino una Persona: “El que viene detrás
de mí es más fuerte que yo… Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego…”.
El Jubileo de la Esperanza ha
entrado en su etapa final, pero lo que significa no termina, siempre hemos de
ser ‘Peregrinos de Esperanza’, como indica su lema. Por eso, hemos de seguir
teniendo presente, particularmente en estos días de Adviento, lo que se nos
dice en la Bula de convocación:
«Todos esperan. En el corazón de
toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun
ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del
futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al
temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con
frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y
pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad». (1)
Puesto que, siguiendo con el
ejemplo del mito griego, los males que liberó Pandora siguen afectándonos
negativamente, el Adviento es una llamada a sacar la esperanza de nuestra ‘caja
de la Navidad’. Una esperanza que no es sentimentalismo, ni un deseo indefinido
de felicidad, como nos repetimos en estas fechas, ni una confianza ilusoria en
que ‘todo irá bien’. La esperanza que contiene nuestra ‘caja de la Navidad’ es
la que anunció Juan el Bautista: Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que
anunció el Evangelio, murió en la Cruz y Resucitó, y que nos bautiza con
Espíritu Santo. Y «la esperanza se renueva siempre y se hace inquebrantable por
la acción del Espíritu Santo. El Espíritu Santo, con su presencia perenne en el
camino de la Iglesia, es quien irradia en los creyentes la luz de la esperanza.
Él la mantiene encendida como una llama que nunca se apaga, para dar apoyo y
vigor a nuestra vida». (3)
«La vida cristiana es un camino,
que necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza,
compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el
Señor Jesús». (5) Y uno de esos momentos fuertes es la Navidad; por eso necesitamos
prepararla bien, con esperanza, durante el Adviento.
Los males liberados de la caja de
Pandora siempre van a estar presentes en nuestro mundo y en las personas; por
eso nosotros necesitamos liberar la esperanza de nuestra ‘caja de la Navidad’.
Que todos los elementos externos nos ayuden a tener bien presente a Quien da
sentido a estas fiestas: el Hijo de Dios hecho hombre, que nace entre nosotros.
Que el Espíritu Santo nos haga vivir el tiempo de Adviento como lo que es: un
tiempo de espera y un tiempo de esperanza, para «que el testimonio creyente
pueda ser en el mundo levadura de genuina esperanza, anuncio de cielos y tierra
nuevos donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos». (25)