lunes, 5 de febrero de 2018

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO

Comentario al Evangelio    
Nos  presenta  el  evangelio  una  jornada en la vida de Jesús. Jesús ha estado predicando y acepta la hospitalidad de sus discípulos. Parece que va a descansar, pero la   enfermedad  de  la   suegra  de   Pedro cambia los planes. Jesús percibe su necesidad  y  la  libera  de  la  enfermedad.  Esto provoca  que  todos  los  “sufrientes”  acu- dan  a  padecen  las  consecuencias  de  un mundo marcado por el dolor y la injusticia,  los  que  con  más  facilidad  acuden  a Cristo.

     La  vida  de  Jesús  se  concibe  como  una lucha  sin  cuartel  contra  el  sufrimiento  y el mal en todas sus formas. El pecado, la enfermedad, el  dolor, el  sufrimiento  físico  o  espiritual  son  signos  del  “poder  de este mundo” que Cristo ha venido a vencer con el “poder de Dios”.

     De  todas  formas  esta  servicialidad  de Cristo  eso  no  autoriza  a  nadie  a  que  se “apodere” de Cristo. Cristo no ha venido, ni  viene  hoy  a  solucionar  “mis”  problemas  como  una  especie  de  112  divino. Cristo proclama su salvación con obras y palabras  y  nos  invita  a  nosotros  a  que proclamemos  también  la  obra  de  Dios que nos libera  cada día para  ponernos a su servicio.

      La  suegra  de  Pedro  es  el  prototipo  del discípulo. Ella, una vez curada, se pone a servirlos. Nosotros, liberados del pecado, somos  convocados  y  enviados  para  ponernos  al  servicio  de  la  misión  de  Cristo que va siempre más allá de nuestras fronteras, porque “para eso ha salido”