viernes, 27 de junio de 2025

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO - CICLO C

Domingo, 29 de junio de 2025

 

PRIMERA LECTURA:

"Te doy lo que tengo: en nombre de Jesús, levántate y anda” (Hechos 3,1-10)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, el rey Herodes decidió arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener también a Pedro. Eran los días de los Ácimos. Después de prenderlo, lo metió en la cárcel, entregándolo a la custodia de cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. Cuando Herodes iba a conducirlo al tribunal, aquella misma noche, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocando a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate». Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias». Así lo hizo, y el ángel le dijo: «Envuélvete en el manto y sígueme». Salió y lo seguía, sin acabar de creerse que era realidad lo que hacía el ángel, pues se figuraba que estaba viendo una visión. Después de atravesar la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la ciudad, que se abrió solo ante ellos. Salieron y anduvieron una calle y de pronto se marchó el ángel. Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora sé realmente que el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de toda la expectación del pueblo de los judíos».

Palabra de Dios.

 

SALMO:

R.  El Señor me libró de todas mis ansias.

V.  Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. /R.

V.  Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. /R.

V.  Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. El afligido invocó al Señor, él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. /R.

V.  El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege.

Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. /R.

 

SEGUNDA LECTURA:

"Dios me escogió desde el seno de mi madre” (Gálatas 1, 11-20)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

Querido hermano: Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación. Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

 

EVANGELIO:

"Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas” (Juan 21, 15-19)

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».  Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, ¡hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

 

¿QUÉ SIGNIFICA EL PAPA?

VER. -

La muerte del Papa Francisco y la elección de León XIV acapararon durante muchos días el centro de atención. Para muchos, el Papa es un líder religioso que actúa desde un centro de poder, el Vaticano; para otros, el Papa representa algo arcaico, con un ceremonial y formas impropias del siglo XXI; para otros, ese ceremonial y formas representan algo ‘seguro’ que debe mantenerse en este cambio de época; otros lloraron por la muerte de Francisco y se entusiasmaron por la elección de León XIV... pero seguramente pocos sabrían explicar qué significa el Papa en la Iglesia Católica.

 

JUZGAR. -

Hoy celebramos la Solemnidad de los santos Pedro y Pablo, el primer Papa y el gran evangelizador de los gentiles, dos fundamentos de la Iglesia apostólica, ambos diferentes pero complementarios, como diremos después en el Prefacio: «Pedro fue el primero en confesar la fe, Pablo, el maestro insigne que la interpretó; aquél fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel, éste fue maestro y doctor en la vocación de los gentiles. Así, por caminos diversos, congregaron la única familia de Cristo».

Dos fundamentos de la Iglesia que, de entrada, no parecen ser los más indicados: Pedro es mostrado en los Evangelios como uno de los primeros discípulos que fueron llamados por el Señor, testigo privilegiado de momentos importantes en la vida y predicación de Jesús, el primero en reconocer: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Evangelio del día). Pero también es mostrado como el que rechazó el anuncio de la Pasión de Jesús y acabo negándole tres veces. Pablo afirma que él ha recibido el Evangelio directamente “por revelación de Jesucristo”, pero también reconoce “con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba…” Pero, a pesar de sus debilidades, ambos han sido elegidos por el Señor como piedras fundamentales de la Iglesia, edificada sobre la Roca que es Cristo.

Por esta elección del Señor, porque Él así lo quiso, y no por sus méritos personales, es por lo que san Pedro y san Pablo ocupan un lugar destacado y reciben una especial veneración en la Iglesia.

Respecto a Pedro, Jesús le entrega “las llaves del Reino de los cielos”, y le da el poder de ‘atar y desatar’, un poder que Pedro deberá ejercer no como autoritarismo y dominación, sino desde la conciencia de su debilidad, teniendo presentes las tres preguntas de Jesús: “¿Me amas… Me amas… ¿Me quieres?” Como dijo el Papa León XIV en la homilía de inicio de su ministerio petrino: «¿Cómo puede Pedro llevar a cabo esta tarea? El Evangelio nos dice que es posible sólo porque ha experimentado en su propia vida el amor infinito e incondicional de Dios, incluso en la hora del fracaso y la negación». Será entonces cuando podrá realmente apacentar el rebaño del Señor y llevar a cabo lo que Jesús le había dicho: “Cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos”. (Lc 22, 32)

Ésta es la misión y el estilo que deben seguir los sucesores de Pedro, los Papas, como también expresó León XIV en su homilía: «Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a vosotros como un hermano que quiere hacerse siervo de vuestra fe y de vuestra alegría, caminando con vosotros por el camino del amor de Dios. No se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús».

Por eso, el Papa, sea quien sea, es querido en la Iglesia como el ‘gran puente’ (‘Sumo Pontífice’) que, por medio de su ministerio, ‘nos confirma en la fe’ y nos enseña a acercarnos, también conscientes de nuestra debilidad y pecado, al encuentro con el amor misericordioso de Dios

En cuanto a Pablo, de quien hablamos más extensamente en la fiesta de su conversión (25 de enero), siempre realizó su misión entre los gentiles en comunión con Pedro, y aprendieron a superar las discrepancias y obstáculos desde la común experiencia de su amor por Cristo.

ACTUAR. -

La Solemnidad de hoy nos debe llevar a valorar y agradecer este regalo que hemos recibido desde Pedro, el primer Papa, y desde Pablo, el gran Apóstol de los gentiles, y que han continuado sus sucesores, los Papas y Obispos. Hoy es ocasión, para nosotros y para los demás, de clarificar lo que es y significa la figura del Papa, sin quedarnos en la persona concreta ni en el ‘ropaje externo’, sino en lo que representa: Cristo Resucitado continúa su misión evangelizadora para que encontremos la salvación que Él nos ofrece, y uno de los modos de hacerlo es servirse del sucesor de Pedro, el Papa, para que continúe ‘confirmando en la fe’ a todos los que somos y formamos la Iglesia.


 



sábado, 21 de junio de 2025

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO - CICLO C

Domingo 22 de junio de 2025

PRIMERA LECTURA:

"Ofreció pan y vino” (Génesis 14, 18-20)

Lectura del libro del Génesis.

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y le bendijo diciendo: «Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos». Y Abrán le dio el diezmo de todo.

Palabra de Dios.

SALMO:

"Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec” (Salmo 109)

R.  Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

V.  Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». /R.

V.  Desde Sion extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. /R.

V.  «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, desde el seno, antes de la aurora». /R.

V.  El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec». /R.

SEGUNDA LECTURA:

"Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor” (1 Corintios 11, 23-26)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía». Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios.

SECUENCIA


Alaba, alma mía, a tu Salvador;

alaba a tu guía y pastor

con himnos y cánticos.

 

Pregona su gloria cuanto puedas,

porque él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo bastante.

 

El tema especial de nuestros loores es hoy el pan vivo

y que da vida.

 

El cual se dio en la mesa de la sagrada cena al grupo de los doce apóstoles sin género de duda.

Sea, pues, llena, sea sonora,

sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.

 

Pues celebramos el solemne día

en que fue instituido

este divino banquete.

 

En esta mesa del nuevo rey,

la pascua nueva de la nueva ley

pone fin a la pascua antigua.

 

Lo viejo cede ante lo nuevo,

la sombra ante la realidad,

y la luz ahuyenta la noche.

 

Lo que Jesucristo hizo en la cena, mandó que se haga en memoria suya.

Instruidos con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, en sacrificio de salvación.

 

Es dogma que se da a los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.

 

Lo que no comprendes y no ves,

una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.

 

Bajo diversas especies,

que son accidentes y no sustancia, están ocultos los dones más preciados.

 

Su Carne es alimento y su Sangre bebida; más Cristo está todo enterobajo cada especie.

 

Quien lo recibe no lo rompe,

no lo quebranta ni lo desmembra; recíbese todo entero.

 

Recíbelo uno, recíbenlo mil;

y aquel lo toma tanto como estos, pues no se consume al ser tomado.

 

Recíbenlo buenos y malos;

más con suerte desigual

de vida o de muerte.

 

Es muerte para los malos,

y vida para los buenos;

mira cómo un mismo alimento

produce efectos tan diversos.

 

Cuando se divida el Sacramento,

no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en el todo.

 

No se parte la sustancia,

se rompe solo la señal;

ni el ser ni el tamaño

se reducen de Cristo presente.

 

He aquí el pan de los ángeles,

hecho viático nuestro;

verdadero pan de los hijos,

no lo echemos a los perros.

 

 

Figuras lo representaron:

Isaac fue sacrificado; el cordero pascual, inmolado;

el maná nutrió a nuestros padres.

 

Buen Pastor, Pan verdadero,

¡oh, Jesús!, ten piedad.

Apaciéntanos y protégenos;

haz que veamos los bienes

en la tierra de los vivientes.

 

Tú, que todo lo sabes y puedes,

que nos apacientas aquí siendo aún mortales, haznos allí tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el Señor—; el que coma de este pan vivirá para siempre.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

 

EVANGELIO:

"Comieron todos y se saciaron” (Lucas 9, 11b-17)

En aquel tiempo, Jesús hablaba a la gente del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado». Él les contestó: «Dadles vosotros de comer». Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente». Porque eran unos cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: «Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno». Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos. Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.

NOTICIA DE PRIMERA PÁGINA.

VER. -

Pasados los primeros días, el Papa León XIV ha dejado de ser ‘noticia de primera página’ y los titulares los ocupan otros temas de actualidad. Pero eso no significa que no haya ‘noticias’ respecto al Papa. Y hay dos palabras que el Papa León ha destacado desde que fue elegido: amor y unidad. Así lo expresó en sus primeras palabras: «¡Dios os ama a todos! Estamos todos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, vayamos adelante: somos discípulos de Cristo. Amor y unidad: estas son las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a Pedro». Unas palabras que deben seguir siendo ‘noticia de primera página’ para quienes somos y formamos la Iglesia. 

 

JUZGAR. -

La Eucaristía sintetiza estas dos dimensiones, amor y unidad, como dijo Benedicto XVI en “Sacramentum caritatis”: «La Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios. En este admirable Sacramento se manifiesta el amor “más grande” (1). Por el Sacramento eucarístico Jesús nos muestra la unión que ha querido establecer entre Él y nosotros, entre su persona y la Iglesia (14). La comunión tiene siempre y de modo inseparable una connotación vertical y una horizontal: comunión con Dios y comunión con los hermanos y hermanas. Las dos dimensiones se encuentran misteriosamente en el don eucarístico» (76).

Esta doble dimensión de la Eucaristía requiere de algo que, lamentablemente, también ha dejado de ser noticia pero que debemos devolver a la ‘primera página’: la sinodalidad, caminar juntos, uno de los importantes procesos eclesiales que el Papa Francisco dejó abiertos y que el Papa León ha recogido con toda claridad: «Quiero caminar junto a vosotros como Iglesia unida. Queremos ser una Iglesia sinodal».

Y en el documento final de la última sesión del Sínodo sobre la sinodalidad, celebrada en octubre de 2024, se destaca la centralidad y necesidad de la Eucaristía para que, como Iglesia, podamos caminar juntos: «La celebración de la Eucaristía, especialmente el domingo, "significa y realiza la unidad de la Iglesia" (UR 2). En la participación plena, consciente y activa" (SC 14) de todos los fieles, se hace visible la comunidad cristiana. La Iglesia, Cuerpo de Cristo, depende de la Eucaristía para articular unidad y pluralidad: unidad de la celebración y diversidad de vocaciones, carismas y ministerios». (26)

La Eucaristía nos hace vivir la sinodalidad, nos enseña a todos los miembros de la Iglesia a caminar juntos, pero «la sinodalidad no es un fin en sí misma, sino que apunta a la misión que Cristo ha confiado a la Iglesia en el Espíritu. Evangelizar es la misión esencial de la Iglesia» (32). Y ésta es la llamada que hemos recibido del Señor en el Evangelio; tras realizar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, con unos gestos que prefiguran la celebración de la Eucaristía, Jesús les dice y nos dice: “Dadles vosotros de comer”.

El amor y la unidad que recibimos en la Eucaristía no es para disfrutarla sólo nosotros, hemos de hacer que sea ‘noticia de primera página’ para otros, como también ha pedido el Papa en la homilía de inicio de su ministerio petrino: «Vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres. Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡Mirad a Cristo! ¡Acercaos a Él! ¡Acoged su Palabra que ilumina y consuela! Escuchad su propuesta de amor para formar su única familia: en el único Cristo somos uno. Y ésta es la vía que hemos de recorrer juntos, unidos entre nosotros. Éste es el espíritu misionero que debe animarnos; estamos llamados a ofrecer el amor de Dios a todos», un Amor realmente presente en la Eucaristía.

ACTUAR. –

¿Las palabras del Papa León, o el Sínodo sobre la sinodalidad, siguen siendo ‘noticias de primera página’ para mí, o ya las he olvidado? ¿Vivo de forma equilibrada la dimensión vertical (unión con Dios) y horizontal (unión con los hermanos) de la Eucaristía? ¿Cómo ‘doy de comer’ a otros?

Hoy pedimos que el amor y la unidad que recibimos del Señor, presente en la Eucaristía, sea siempre ‘noticia de primera página’, para nosotros y para tantos ‘hambrientos’, porque «la Iglesia tiene la misión de llevar este espléndido anuncio a un mundo cambiante. Mientras se alimenta en la Eucaristía del Cuerpo y de la Sangre del Señor, sabe que no puede olvidar a los pobres, a los últimos, a los excluidos, a los que no conocen el amor y están sin esperanza».



viernes, 13 de junio de 2025

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD - CICLO C

Domingo, 15 de junio de 2025

PRIMERA LECTURA:

"Antes de que la tierra existiera, la Sabiduría fue engendrada” (Proverbios 8, 22-31)

Lectura del libro de los Proverbios.

Esto dice la Sabiduría de Dios:

«El Señor me creó al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remoto fui formada, antes de que la tierra existiera. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas. Aún no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada. No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba las nubes en la altura, y fijaba las fuentes abismales; cuando ponía un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como arquitecto, y día tras día lo alegraba, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, y mis delicias están con los hijos de los hombres».

Palabra de Dios.

SALMO:

"Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!” (Salmo 8)

R.  ¡Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

V.  Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para mirar por él?

V.  Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos. Todo lo sometiste bajo sus pies.

V.  Rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar que trazan sendas por el mar.

 

SEGUNDA LECTURA:

"A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado por el Espíritu” (Romanos 5, 1-5)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Hermanos: Habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, la paciencia, virtud probada, la virtud probada, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Palabra de Dios.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo; al Dios que es, al que era y al que ha de venir.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO:

"Lo que tiene el Padre es mío. El Espíritu recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará” (Juan 16, 12-15)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará.

 

TANTO MONTA, MONTA TANTO, EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU SANTO.

VER. -

Muchos hemos oído desde pequeños la frase ‘Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando’, creyendo que era el lema de los Reyes Católicos, aunque no es así; “Tanta monta” era sólo una abreviatura de la divisa Fernando el Católico. Pero la frase pasó a la cultura popular dándole un significado: que, en un grupo humano, da igual quien hable o haga las cosas, porque todos tienen la misma autoridad; o bien que no importa el orden o la forma en que se hagan las cosas, porque el resultado final será el mismo. 

JUZGAR. -

Hoy, una vez finalizado el tiempo de Pascua, celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. A menudo, cuando pensamos en la Santísima Trinidad, la vemos como una especie de rompecabezas, en el que debemos encajar el Tres en Uno y el Uno en Tres; tampoco nos sirven de mucho los necesarios argumentos teológicos que muestran la razonabilidad de la afirmación del Dios Uno y Trino, porque superan la capacidad de entendimiento del común de la gente.

Pero debemos y necesitamos conocer cada vez mejor a Dios, porque de la idea e imagen que tengamos de Él dependerá el tipo de relación que tendremos con Él.

Por eso, debemos recordar que, durante la Pascua, hemos celebrado el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, pero este misterio es consecuencia del mayor Misterio de nuestra fe, que es el Dios Uno que se nos ha revelado como Trinidad y como una comunidad de amor, porque como leemos en la primera carta de san Juan, “Dios es amor”. (1Jn 4, 8)

Y, para acercarnos al Misterio de la Santísima Trinidad, la Palabra de Dios que hoy hemos escuchado nos invita a reformular la frase que atribuíamos a los Reyes Católicos, pero diciendo: “Tanta monta”, monta tanto, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo’.

En la 1ª lectura hemos escuchado: “Esto dice la Sabiduría de Dios: El Señor me creó al principio de sus tareas… antes de que la tierra existiera… Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo…” Esta Sabiduría de Dios se identifica con el Hijo, que está junto al Padre eternamente, como también recoge san Juan en el prólogo de su Evangelio: “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios”. (Jn 1, 1-2) Ya nos está indicando el Misterio de unidad que forman el Padre y el Hijo.

Y en el Evangelio hemos escuchado que Jesús decía del Espíritu Santo: “no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye… porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará”. Jesús amplía el Misterio de Unidad, incluyendo al Espíritu Santo, que no actúa “por cuenta propia”, de forma independiente, sino en total unión con el Padre y del Hijo.

La celebración del mayor misterio de nuestra fe, la Santísima Trinidad, nos invita a afirmar: “Tanta monta”, monta tanto, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo’. Como diremos en el Prefacio, son «tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en dignidad». Son Tres Personas distintas que comparten el ser Dios, y en ese ‘ser Dios’, las Tres son iguales en su dignidad, no hay Uno más que Otro.

Y, como ‘Tanto monta, monta tanto, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo’, al Misterio que es Dios podemos acercarnos desde cualquiera de las tres Personas: unos, desde la contemplación de la creación, pueden intuir al Dios Padre creador, como decimos en el Credo; otros, por las palabras y obras de Jesús, pueden descubrir lo que dijo a Felipe: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”. (Jn 14, 9); y otros, desde el amor sincero, pueden experimentar lo que decía la 2ª lectura: que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Porque, como escribió san Agustín: «Ves la Trinidad si ves el amor». (De Trinitate, VIII, 8, 12)

ACTUAR. -

“Tanta monta, monta tanto, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. El Misterio de la Santísima Trinidad se nos ha revelado para enriquecer nuestra vida de fe: para que nos sepamos hijos de nuestro Padre, para vivir como hermanos del Hijo, para estar unidos en el amor por el Espíritu Santo. Que la Santísima Trinidad nos ayude a descubrir “la esperanza que no defrauda”, como estamos celebrando en este año jubilar, y vivir como “Peregrinos de esperanza” hasta que lleguemos a “la verdad plena”, el Dios Uno y Trino que nos llama a participar en su comunidad de vida y amor.




sábado, 7 de junio de 2025

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS - CICLO C

Domingo 8 de junio de 2025

 PRIMERA LECTURA:

"Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar” (Hechos 2,1-11)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse. Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo: «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Metoposcopia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios.

SALMO:

"Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra” (Salmo 103)

R.  Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

V.  Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío!, ¡qué grande eres! Cuántas son tus obras, Señor; la tierra está llena de tus criaturas. /R.

V.  Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu espíritu, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. /R.

V.  Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras; que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor. /R.

 

SEGUNDA LECTURA:

"Cuantos se dejan lleva por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios” (1 Co 12, 3b-7. 12-13)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo. Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios.

SECUENCIA


Ven, Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

 

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

 

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre,

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado,

cuando no envías tu aliento.

 

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde

calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

 

Reparte tus siete dones,

según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.


 

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

 

EVANGELIO:

"El Espíritu Santo os lo enseñará todo” (Juan 20,19-23)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros».  Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.  Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».  Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

 

TESTIGOS DE ESPERANZA EN EL MUNDO.

VER. —

Las aplicaciones de mensajería instantánea forman parte de nuestro día a día. Resultan muy útiles para transmitir avisos, documentos, tanto a nivel particular como para el trabajo, organizaciones… Pero a menudo recibimos tantos mensajes que no nos detenemos a leerlos bien, les echamos un vistazo y pasamos al siguiente, sin apenas darnos cuenta de lo que nos están diciendo. Y, lo que es peor, lo olvidamos con mucha rapidez. 

JUZGAR. –

Hoy celebramos la Solemnidad de Pentecostés, el envío del Espíritu Santo, como hemos escuchado en la 1ª lectura: “Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar… se llenaron todos de Espíritu Santo”. Pentecostés cierra el tiempo Pascual y, como hemos estado diciendo ya desde el comienzo de la Cuaresma, en Pascua no sólo rememoramos algo que ocurrió hace tiempo, sino que actualizamos en nuestro ‘hoy’ lo que es y significa la Resurrección de Jesucristo.

Durante estas semanas hemos estado recibiendo muchos mensajes para ayudarnos a esta actualización, unos mensajes que también se han complementado con los que recibimos con motivo del Jubileo “Peregrinos de Esperanza”. Tantos mensajes, que corremos el peligro de pasar por ellos muy rápidamente y olvidarlos; para evitarlo, estamos celebrando Pentecostés.

Hoy también actualizamos lo que es y significa, para quienes hoy somos y formamos la Iglesia, el envío del Espíritu Santo. Pentecostés supuso entonces el inicio de la misión evangelizadora y supone hoy un nuevo impulso, especialmente para los laicos, puesto que hoy es el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Y, para ayudarnos en esta actualización y nuevo impulso, hoy también recibimos un mensaje, un lema: “TESTIGOS DE ESPERANZA EN EL MUNDO”. Y vamos a detenernos en él, para darnos cuenta de lo que se nos dice y pide en esta Jornada:

“TESTIGOS”: El cristiano no habla ‘de oídas’, de lo que otros le cuentan, sino desde lo que ve y oye, desde su propia experiencia personal de encuentro con el Señor. Y esa experiencia de encuentro es posible gracias a la acción del Espíritu Santo en nosotros, que hemos recibido en nuestro Bautismo.

“DE ESPERANZA”: El Jubileo comenzó en la pasada Nochebuena, pero con el transcurso de los meses quizá ya no nos ‘suena’ con la misma intensidad. Pentecostés nos recuerda lo que dijo el Papa Francisco en la Bula de convocación del Jubileo, y que hemos repetido a lo largo de estos meses: «Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo» (1) Por eso, hoy se nos llama a ser ‘testigos de Esperanza’, con mayúsculas esa ‘esperanza que no defrauda’ y que tiene un Nombre y un Rostro: Jesucristo Resucitado, con quien nos hemos encontrado.

“EN EL MUNDO”. Pentecostés también nos recuerda que la fe en Cristo Resucitado no se vive de un modo intimista, ‘cerrado’, sino que la fe es misión, que por el Espíritu Santo que hemos recibido en nuestro Bautismo todos somos ‘discípulos misioneros’. Aquí encontramos lo específico de Pentecostés como Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Hay que estar ‘en el mundo’, que es el lugar propio donde los laicos están llamados a ofrecer su testimonio de Esperanza: los ambientes de familia, trabajo, estudio, vecindario, relaciones, grupos sociales… Ahí están presentes como sal y luz, como levadura en la masa, para que los demás puedan “oírles hablar de las grandezas de Dios en su propia lengua”.

ACTUAR. –

¿Leo con atención los mensajes que recibo, o paso rápidamente por ellos? ¿Qué recuerdo de los mensajes que he recibido durante este tiempo de Pascua? ¿Soy testigo de esos mensajes?

Hoy, simbólicamente, apagaremos el Cirio Pascual, símbolo de la Luz de Cristo Resucitado; pero eso no significa pasar a otra cosa y olvidar lo que hemos estado celebrando. El Señor nos deja el Espíritu Santo, que “será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho”, para que continuemos la misión a la que nos Él nos envía: ser “Testigos de Esperanza en el mundo”.



jueves, 29 de mayo de 2025

VII DOMINGO DE PASCUA. SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR. - CICLO C

Domingo 1 de junio de 2025

PRIMERA LECTURA:

"A la vista de ellos, fue elevado al cielo” (Hechos 1, 1-11)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino: «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días». Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?». Les dijo: «No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”». Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».

Palabra de Dios.

SALMO:

"Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas” (Salmo 46)

R.  Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

V.  Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor altísimo es terrible, emperador de toda la tierra. /R. 

V.  Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: tocad para Dios, tocad; tocad para nuestro Rey, tocad. /R.

 

V.  Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. /R.

SEGUNDA LECTURA:

“Lo sentó a su derecha en el cielo” (Ef. 1, 17-23)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Hermanos: El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro. Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.

Palabra de Dios.

EVANGELIO:

"Mientras los bendecía, fue llevado hacia el cielo” (Lucas 24, 46-53)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto». Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

SABER MARCHARSE A TIEMPO.

VER. -

Un creador de contenidos en una plataforma de vídeos, con miles de seguidores, anunció recientemente que dejaba esta actividad. Explicó que ya había dicho todo lo que tenía que decir sobre el tema por el cual abrió su canal, y no quería quedarse estancado en una continua repetición. Aunque nos cueste, es necesario saber marcharse a tiempo de cualquier actividad o relación. Saber marcharse no es ‘dar un portazo’ y desaparecer, requiere una profunda reflexión. Es un acto de valentía, y también de amor, para evitar perjuicios tanto para los demás como para uno mismo. Y también puede ser ocasión de crecimiento y maduración personal, para uno mismo y para los otros. 

JUZGAR. -

Hoy celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Como hemos escuchado en la 1ª lectura, Jesús se presentó a los discípulos “después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del Reino de Dios”. Y en el Evangelio, Jesús recuerda a sus discípulos: “Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión… Vosotros sois testigos de esto”.

Pero también hemos escuchado que “después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo… una vez que comían juntos, a la vista de ellos, fue elevado al cielo” (1ª lectura). “Mientras los bendecía, se separó de ellos”. (Evangelio)

Jesús, con su Ascensión nos da un ejemplo de lo que es saber marcharse a tiempo. Quizá pensemos que hubiera sido mejor que, tras resucitar, hubiera mantenido su presencia indefinidamente entre nosotros, apareciéndose aquí y allá… quizá pensemos que así habría tenido miles de seguidores. Pero Jesús sabe marcharse a tiempo porque ya ha dicho y hecho todo lo que tenía que hacer y decir, tanto antes como después de su resurrección, y no necesitamos nada más para seguirle.

Jesús es consciente de que alargar ahora su presencia sería incluso perjudicial, porque nos quedaríamos “plantados mirando al cielo”, no veríamos la necesidad de ser sus testigos, porque esperaríamos que Él lo hiciese todo, nos quedaríamos estancados, pasivos.

Jesús se marcha, pero no ‘dando un portazo’. Como diremos en el Prefacio: «No se ha ido para desentenderse de nuestra pobreza, sino que nos precede el primero como cabeza nuestra, para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino». La Ascensión es un marcharse a tiempo porque supone un acto de valentía y de amor de Jesús hacia nosotros, porque significa que se fía de nosotros para que continuemos la misión que Él comenzó de anunciar el Evangelio, y eso supondrá para todos, una oportunidad de crecimiento y maduración humana y espiritual.

Y, como «no se ha ido para desentenderse», nos dice también: “yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre” (Evangelio). “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y ‘hasta el confín de la tierra’”. (1ª lectura)

Jesús se marcha a tiempo para que podamos recibir su Espíritu Santo, como celebraremos el próximo domingo, y así comience el tiempo de la Iglesia, para que nos revistamos “de la fuerza que viene de lo alto” y se proclame “la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos”. La Ascensión de Jesús no es un punto final, sino el comienzo de una nueva etapa para todos nosotros, como testigos suyos, como “Peregrinos de Esperanza”, porque proclamamos que «más allá del umbral de la muerte está la vida eterna con Jesús, que consiste en la plena comunión con Dios, en la contemplación y participación de su amor infinito. Lo que ahora vivimos en la esperanza, después lo veremos en la realidad». (Bula Jubileo, n. 21)

ACTUAR. -

¿Sé ‘marcharme a tiempo’? ¿He sufrido las consecuencias de que otras personas no lo hayan sabido hacer? ¿Desearía que Jesús hubiese continuado indefinidamente su presencia resucitada? ¿Entiendo la Ascensión del Señor como una demostración de confianza hacia nosotros?

En esta solemnidad de la Ascensión, demos gracias al Señor por saber marcharse a tiempo, como una prueba más de su amor. No nos quedemos “plantados mirando al cielo”, respondamos a su confianza siendo “testigos de esto” allí donde nos encontremos, «dejémonos atraer desde ahora por la esperanza y permitamos que a través de nosotros sea contagiosa para cuantos la desean» (Bula n. 25) y, como decía la 2ª lectura, “mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa”.