miércoles, 19 de septiembre de 2018

LAS REFORMAS DE FRANCISCO LLEGAN A LAS DIOCESIS

El Papa Francisco saluda al obispo auxiliar José Cobo, durante un encuentro con los nuevos obispos en el Vaticano. Foto: Vatican Media
"ALFA Y OMEGA"
Los auxiliares de Madrid y Barcelona participan en el Vaticano en el curso para nuevos obispos. El pontificado de Francisco ha entrado en una fase, el de la ejecución de las reformas, destaca el madrileño José Cobo. Ahora toca aplicarlas en las diócesis

«Aquello de los príncipes nos queda muy lejos. Nos lo comentaban en broma los seminaristas de los Legionarios de Cristo que nos atendían en Roma: “Sí que ha cambiado el perfil de los obispos… ¡Se os ve mucho más normales!».

Más allá de la anécdota, José Cobo se lleva de su participación en el curso para la formación de nuevos obispos que cada año organiza la Congregación para los Obispos «una gran experiencia de comunión» con el Papa y entre los cerca de 140 participantes procedentes de todo el mundo. Una comunión muy engrasada ya entre los tres nuevos auxiliares del cardenal Osoro en Madrid y los dos del cardenal Juan José Omella, que configuraron la participación española en el curso celebrado del 5 al 13 de septiembre: «Estamos en comunicación continua sobre los proyectos en una y otra diócesis», desvela Cobo. Además, «también ellos viven en comunidad, con un estilo de trabajo similar al nuestro».

Pero la renovación que impulsa Francisco en el episcopado no se queda en Madrid y Barcelona. Cobo pudo comprobar que sus perfiles no eran muy distintos de los del resto, la mayoría antiguos «curas de parroquia y con experiencia en las periferias», que reaccionaron con la misma sorpresa a la noticia de su nombramiento. «¿Obispo yo? ¡Si no doy el perfil!».

¿Qué espera el Papa de ellos? «Las prioridades que se nos han pedido son básicamente estas: la pasión por el Evangelio y la cercanía a las personas», responde el auxiliar madrileño. Buena parte de los instructores del curso han sido obispos de América Latina, algunos cercanos a Óscar Romero, que presentaron un modelo de evangelización en el que la misión de la Iglesia es inseparable de «las causas de los pobres». «La misión se puede plantear desde unos u otros parámetros, y hay que elegir, porque no es lo mismo afrontar la evangelización pensando en los más pobres de cada lugar, y a partir de ahí que cale a todo el mundo, o hacerlo pensando en las élites culturales», resume Cobo.

Son líneas muy claras en la exhortación Evangelii gaudium, el documento programático del pontificado de Francisco. «Pero no fuimos a Roma a que nos adoctrinaran. Ni siquiera a recibir unos conocimientos teóricos para que nos aprendiéramos la lección y ya está. Más bien se nos ofrecieron una serie de líneas generales y muy sugerentes para que podamos nosotros aplicarlas en nuestras diócesis. Partiendo no tanto desde una mirada hacia dentro de la Iglesia, sino hacia fuera, pensando en la situación del mundo o en la relación de la Iglesia con la cultura y las demás confesiones religiosas».

DOMINGO IV DE PASCUA