martes, 16 de octubre de 2018

COMENTARIO DEL EVANGELIO

Mensaje del evangelio: Mc 10,17-30
En un mundo tan fraccionado y disperso como el nuestro, resulta realmente fascinante la preocupación por la unidad que aparece en el evangelio: uno solo es bueno, una sola cosa te falta.
Aquel muchacho inquieto (por alguna razón nos resulta más fácil pensarlo como un muchacho aunque el evangelio no lo diga) deseaba la vida eterna. Seguro que hubiera estado dispuesto a pagar lo necesario, sin embargo queda perplejo cuando Jesús, lleno de amor, le propone seguirlo y, para ello, liberarse del lastre que significa tener muchas cosas. Jesús no le pide que le traiga las cosas, ni que le dé una limosna, ni que aporte su dinero a la comunidad naciente. Simplemente le pide que se desprenda de lo que tiene, para poder abrazar lo que desea.
En los aviones hay una advertencia en las salidas de emergencia. “En caso de emergencia no intente llevar el equipaje consigo”. Para salvar la vida no se pueden llevar cargas, es necesario ir ligero, sin nada que nos ate. Jesús, con su petición al joven rico nos recuerda que estamos en una situación de emergencia.
Resulta que la única cosa necesaria es tener las manos libres para recibir todo lo que Cristo tiene que darnos. Por eso los pobres siempre lo tendrán más fácil para acoger el evangelio, puesto que ellos tienen menos que dejar. En esta tesitura sólo me queda decir con los discípulos: “¿Quién podrá salvarse?”, y escuchar la voz misericordiosa de Cristo: “Para Dios nada es imposible”.

DOMINGO IV DE PASCUA