"QUIÉN QUIERA SER PRIMERO, QUE SEA EL SERVIDOR DE TODOS"
19 de septiembre de 2021 DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO
Sabiduría 2, 12.17-20 ● “Lo
condenarán a muerte ignominiosa”
Salmo 53 ● ”El Señor sostiene mi
vida”
Santiago 3,16-4,3 ● “Los que
procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia”
Marcos 9, 30-37 ● “Quién quiera
ser primero, que sea el servidor de todos”
Salieron de allí y atravesaron
Galilea. Jesús no quería que se supiera, porque estaba enseñando a sus
discípulos. Les decía: «El hijo del hombre va a ser entregado en manos de los
hombres; lo matarán y, después de muerto, a los tres días resucitará». 32 Pero
ellos no entendían estas palabras y no se atrevían a preguntarle. Llegaron a
Cafarnaún y, una vez en casa, les preguntó: «¿Qué discutíais por el camino?».
Pero ellos callaban, porque en el camino habían discutido sobre quién entre
ellos sería el más grande. Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: «El que
quiera ser el primero que sea el último y el servidor de todos». Tomó en sus
brazos a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: «El que acoge a uno de
estos pequeños en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no es a mí a
quien acoge, sino al que me ha enviado a mí».
NO SEAMOS
REPELENTES
VER.-
Quienes somos mayores
recordaremos un personaje creado por el escritor Rafael Azcona, “el repelente
niño Vicente”, que apareció en los años cincuenta en la revista La Codorniz.
Era un niño insoportable, siempre pulcramente vestido y peinado, engreído y
sabelotodo, que utilizaba un lenguaje rebuscado y pedante para dar lecciones a
los demás. Este personaje tuvo un enorme éxito hasta el punto de que se
popularizó la frase: “Pareces el repelente niño Vicente”, cuando nos
encontrábamos ante alguien impertinente y sabihondo.
JUZGAR.-
A la Iglesia como institución, y también a muchos católicos, muchas
veces se nos ve como “el repelente niño Vicente”. Y hemos de ser sinceros y
reconocer que, muchas veces hemos dado esa imagen: nos hemos considerado como
“los buenos” y los otros son “los malos”; nos hemos creído en posesión de la
verdad en todo, y la hemos querido inculcar a la fuerza utilizando normalmente
un lenguaje ampuloso y rebuscado; nos hemos mostrado muy “pulcros” sobre todo
en temas de moral sexual… Y así no es de extrañar que así hayamos provocado
reacciones como las que hemos escuchado en la 1ª lectura: nos resulta incómodo…
sólo verlo da grima.