ÉL HABÍA DE RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS
Domingo 9 de abril de 2023
PRIMERA LECTURA:
“Hemos comido y bebido con Él después de su resurrección de
entre los muertos” (Hechos 10, 34a.37-43)
SALMO:
“Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y
nuestro gozo”(Salmo 117)
SEGUNDA LECTURA:
“Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo”(1
Colosenses 3, 1-4)
EVANGELIO: ( Juan 20, 1-9)
“Él había de resucitar de entre los muertos”
El primer día de la semana, María
la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la
losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el
otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro
al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo
camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más
que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los
lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró
en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían
cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura:
que él había de resucitar de entre los muertos.
EL CUERPO DEL DELITO
VER.-
Lamentablemente, conocemos
algunos casos de homicidio que han conmocionado a la opinión pública, en los
cuales el presunto culpable no ha podido ser condenado porque no ha aparecido
el cuerpo del delito. Sin embargo, en algunos casos sí podría dictarse sentencia
sin necesidad de que aparezca el cadáver, porque “el cuerpo del delito” no es
sólo el cuerpo, sino también las armas, instrumentos y efectos personales
encontrados en la escena del crimen y que hayan tenido relación con el hecho.
Por tanto, si las pruebas son razonablemente suficientes, se puede dictar
sentencia.
JUZGAR.-
Hoy celebramos la Resurrección del Señor, un hecho que desde que
sucedió, ha suscitado polémica. Recordemos el domingo pasado, al finalizar el
relato de la Pasión: los sumos sacerdotes y los fariseos dicen a Pilato: Aquel
impostor, estando en vida, anunció: “A los tres días resucitaré”. Por eso,
ordena que vigilen el sepulcro, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el
cuerpo y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los muertos”. Y, desde
entonces, no han faltado quienes han buscado y rebuscado pruebas que nieguen la
Resurrección, pero no las han encontrado; y muchos libros y películas también
han tenido como argumento que la Resurrección de Jesús fue una invención. Pero,
siguiendo con el ejemplo jurídico, podríamos decir que “sin cuerpo no hay
delito”: si no aparece el cuerpo, no se puede afirmar que los discípulos
robaron el cadáver.
ACTUAR.-
Hoy resuena con fuerza el anuncio
del ángel: ¡Ha resucitado!, pero quizá eso no sea suficiente para nosotros. Nos
hace falta la experiencia de encuentro personal con el Resucitado, pero no
esperemos a ver su cuerpo, a que se nos aparezca Jesús en persona para afirmar
su resurrección y, si no, negarla. Tengamos en cuenta todo “el cuerpo del
delito”, como hicieron los primeros discípulos, todo lo que hemos recibido, lo
que vamos a ir escuchando y descubriendo a lo largo del tiempo de Pascua, para
poder tener suficientes razones para creer y afirmar que verdaderamente ¡ha
resucitado! el Señor, como había dicho.