En
el número 14 de la bula en la que el Papa Francisco convoca el jubileo de la
misericordia, el Papa nos invita ver la peregrinación como “un signo
peculiar del Año Santo”. Ciertamente en todas las celebraciones del
jubileo hemos recorrido más o menos largo a pie a modo de peregrinación. Sin
embargo, el Papa va mucho más lejos, nos propone la peregrinación como “imagen
del camino que cada persona realiza en su existencia”. Es más nos propone la
misericordia como una meta de ese camino.
Solo Dios es misericordioso, nosotros estamos en
camino de serlo. Solo Dios tiene un corazón que ama definitivamente, sin
juzgar; nosotros estamos aprendiendo a amar de esa manera. A eso nos anima el
Papa a no juzgar como signo de misericordia, a buscar el bien del prójimo,
también su buena fama, como paso para perdonar y dar. Ser instrumentos de
perdón y ser generosos con los bienes que Dios pone en nuestras manos. De esta
manera se va concretando en gestos y actitudes la gran propuesta del jubileo:
Sed misericordiosos como vuestro padre celestial es misericordioso.