sábado, 24 de diciembre de 2022

NATIVIDAD DEL SEÑOR

HOY OS HA NACIDO UN SALVADOR

25 de diciembre de 2022

PRIMERA LECTURA:

“Un hijo se nos ha dado” (Isaías 9, 1-6)

SALMO:

“Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor” (Salmo 95)

SEGUNDA LECTURA:

“Se ha manifestado la gracias de Dios para todos los hombres” (Tito 2, 11-14)

EVANGELIO:

“Hoy os ha nacido un Salvador” (Lucas 2, 1-14)

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

¿SABE VD. QUÉ ES LA NAVIDAD?

VER.-

A veces, cuando alguien nos propone hacer algo, no lo hacemos porque “no lo vemos”. Aunque se nos diga que es algo bueno descubrimos inconvenientes y dificultades que nos echan atrás: necesitamos “verlo” nosotros mismos. Estamos a las puertas de la Navidad, y son muchas las personas que, por diferentes motivos, “no ven” la razón de celebrar estos días y todo lo que conllevan. Unas veces porque la Navidad se ve como una “imposición” del cristianismo sobre otras religiones. Otras veces, porque no tiene sentido atiborrarnos de dulces de todo tipo cuando nos pasamos el resto del año cuidando la línea. Tampoco se ve sentido a una celebración meramente “familiar”, si nos estamos viendo el resto del año o hay tensiones y rupturas que no podemos dejar de lado. Y ¿por qué hay que gastar un dineral en regalos, cuando la crisis nos afecta tan duramente? Todo esto (y también razones de tipo más personal, como enfermedades, el recuerdo de quienes han fallecido…) hace que muchas personas, ante la Navidad, “no la vean”.

JUZGAR.-

La Navidad es la celebración del nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, un acontecimiento que forma parte del plan de salvación que Dios tiene para la humanidad. Pero tanto la 1ª lectura como el Evangelio nos muestran dos ejemplos de quienes “no ven” ese plan de Dios.

En la 1ª lectura, el rey Acaz no había querido formar parte con otros reyes de una colación contra Asiria, porque “no ve” que Asiria pueda ser derrotada, a pesar de que Dios se lo había prometido por boca del profeta. Por eso, cuando el profeta le dice que pida una señal, Acaz sigue sin “ver” el plan de Dios y disfraza su desconfianza con una respuesta aparentemente piadosa: no la pido, no quiero tentar al Señor.

Y en el Evangelio hemos escuchado que: La madre de Jesús estaba desposada con José, y antes de vivir juntos resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. Es muy probable que María hubiera puesto a José al corriente de la visita del Ángel y del plan de Dios, y por eso la duda de José no sería acerca de la culpabilidad o inocencia de María en una aparente infidelidad; la duda vendría porque José “no ve” ese plan ni el papel que él tendría que desempeñar en el mismo, y se siente sobrepasado por las circunstancias. Pero, aunque él “no lo vea”, como tampoco quiere que María sea considerada una adúltera, como era bueno… decidió repudiarla en secreto.

Pero aunque José “no vea” ese plan que el Ángel ha anunciado, él no se cierra en banda sino que permanece abierto a Dios. Y por ello se le apareció en sueños un ángel del señor que le dijo: … no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

El ángel le confirma que eso ha sucedido para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta. José, entonces, “vio” por sí mismo el plan de Dios y la necesidad de participación en Él, como descendiente de la Casa de David, y por eso cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer, para que el plan de Dios siguiese adelante.

ACTUAR.-

¿En qué ocasiones digo de algo que “no lo veo”? ¿Qué aspectos referentes a la fe cristiana “no veo”? ¿Reacciono con incredulidad, me desentiendo, o dejo abierta la posibilidad de “verlo”? ¿Me siento llamado, como José, a colaborar en el Plan de Dios, o como esto “no lo veo”, me cierro en banda y decido repudiar esa llamada?

En el camino de fe hay momentos y circunstancias que superan nuestra lógica, y como “no lo vemos”, nos entra la duda y el rechazo. Estamos a punto de celebrar la Navidad y es muy normal que “no veamos” muchas de las cosas con que la hemos rodeado y que se hacen estos días

Pero la Navidad es la actualización, hoy, aquí, del plan de salvación de Dios, que se hace hombre por nosotros y por nuestra salvación. El nacimiento del Hijo de Dios es un misterio, pero no por eso es un imposible. Porque lo que es “imposible” desde el punto de vista humano es real por obra del Espíritu Santo, aunque nosotros “no lo veamos”, y eso es lo que nos disponemos a celebrar.

Estemos abiertos a lo imposible, como José, y no tengamos reparo en acoger este misterio. Abrámonos a la acción del Espíritu Santo como María, y preparémonos “con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza” (Prefacio II de Adviento).