sábado, 13 de julio de 2024

XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Domingo 14 de julio de 2024

PRIMERA LECTURA:

"Ve, profetiza a mi pueblo” (Amós 7, 12-15)

Lectura de la profecía de Amós.

En aquellos días, Amasías, sacerdote de Betel, dijo a Amós: «Vidente: vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan, y allí profetizarás. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la casa del reino». Pero Amós respondió a Amasías: «Yo no soy profeta ni hijo de profeta. Yo era un pastor y un cultivador de sicomoros. Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: “Ve, profetiza a mi pueblo Israel”».

Palabra de Dios

SALMO:

"Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación” (Salmo 84)

Salmo responsorial

R.  Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

V.  Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». La salvación está cerca de los que lo temen, y la gloria habitará en nuestra tierra. /R

V.  La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo.

V.  El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él,

y sus pasos señalarán el camino.

SEGUNDA LECTURA:

"Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo” (Efesios 1, 3-14)

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado. En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de la gracia que en su sabiduría y prudencia ha derrochado sobre nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad: el plan que había proyectado realizar por Cristo, en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. En él hemos heredado también los que ya estábamos destinados por decisión del que lo hace todo según su voluntad, para que seamos alabanza de su gloria quienes antes esperábamos en el Mesías. En él también vosotros, después de haber escuchado la palabra de la verdad —el evangelio de vuestra salvación—, creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido. Él es la prenda de nuestra herencia, mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Palabra de Dios.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO:

"Los fue enviando” (Marcos 6, 7-13)

+  Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

SÓLO “EQUIPAJE DE MANO”

VER. -

Cuando viajamos en avión, normalmente con el billete está permitido llevar un ‘equipaje de mano’, que podemos llevar con nosotros en el interior de la cabina durante el vuelo, del cual no hay que pagar gastos de facturación. La maleta o mochila no debe superar unas dimensiones determinadas ni un peso máximo y, por seguridad, hay una serie de artículos que se pueden llevar, pero otros están absolutamente prohibidos. Por eso, en muchas páginas de internet se nos ofrecen consejos para poder hacer el equipaje de mano de modo que podamos aprovecharlo al máximo.

JUZGAR. –

En el Evangelio de hoy hemos escuchado que “Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos”. Los discípulos van a empezar un ‘viaje’ en el que deberán empezar su anuncio del Evangelio. Y Jesús les da una serie de consejos sobre el ‘equipaje’: “les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto”.

Sorprenden estas palabras; cualquiera de nosotros habríamos empezado a pensar en la ropa que necesitaremos, algo de comida, dinero en efectivo o tarjetas de crédito, habríamos buscado lugares de alojamiento… Es lo lógico antes de iniciar cualquier viaje. ¿Por qué insiste Jesús en esto?

Porque en el anuncio evangelizador, además del mensaje, también tiene importancia el estilo de vida de quien lo anuncia. La sobriedad y la austeridad, llevar sólo un ‘equipaje de mano’, nos permite ser más ‘libres’ y, además, es un indicativo de que de verdad se cree y se vive eso que se anuncia a otros; no sólo es cuestión de ‘pobreza material’, sino de credibilidad.

Las palabras de Jesús nos invitan a una reflexión, que aparece en la película “Up in the air”, protagonizada por George Clooney, en la que encarna a un alto ejecutivo que, en sus conferencias, utiliza la metáfora de una mochila: «¿Sus vidas cuánto pesan? Imaginen por un segundo que llevan una mochila. Ahora quiero que la llenen con todas las cosas que tienen en su vida. Empiecen por las que hay en los estantes, y los cajones… las tonterías que coleccionan. Noten cómo se acumula el peso. Ahora cosas más grandes: ropa, pequeños electrodomésticos, lámparas, toallas, la tele… La mochila ya pesa. Ahora cosas más grandes: el sofá, la cama, alguna mesa… métanlo todo dentro: el coche, ¡añádanlo! La casa, un estudio o un apartamento de dos dormitorios. Quiero que introduzcan todo eso dentro de la mochila. Intenten caminar… ¿es difícil, ¿no? Pues esto es lo que hacemos con nuestra vida diaria: nos vamos sobrecargando hasta que no podemos ni movernos. Y no se equivoquen: moverse es vivir…»

Tomando como base las palabras de Jesús a sus discípulos y esta reflexión de la película, pensemos:

Jesús nos llama a todos a la misión. No es tarea sólo para algunos, sino para todos los que hemos recibido el Bautismo. Como dice el Papa Francisco: «ya no decimos que somos ‘discípulos’ y ‘misioneros’, sino que somos siempre ‘discípulos misioneros’». (EG 120). ¿Me siento llamado y enviado a ser ‘misionero’?

¿Qué llevo en mi ‘mochila’ personal? ¿Qué o quiénes ‘llenan’ mi vida, qué ocupa la mayor parte de mi tiempo? ¿De qué no estoy dispuesto a desprenderme? ¿Me ocurre, como dice en la película, que «nos vamos sobrecargando hasta que no podemos ni movernos»? ¿Qué me está pesando demasiado, hasta el punto de que casi no me deja tiempo ni ganas para Dios, ni para la parroquia, asociación…?

«Moverse es vivir», y Jesús nos invita a ‘movernos’, a anunciar el Evangelio de palabra y de obra, para que nosotros y otros podamos ‘vivir’ de verdad. Y esta misión a la que Jesús nos envía no es una ‘sobrecarga’ añadida al peso de la vida diaria. Para la misión sólo necesitamos un ‘equipaje de mano’: oración, Eucaristía y confesión, formación y vida comunitaria, porque el mejor ‘equipaje’ somos nosotros mismos, nuestra experiencia personal de fe, que se nos note que el Evangelio que creemos y celebramos da la vida y por eso lo anunciamos.

ACTUAR. –

Jesús nos llama y envía a todos a la misión evangelizadora, a continuar lo que Él mismo hizo, y no necesitamos cualidades especiales. Como decía Amós en la 1ª lectura: “Yo no soy profeta ni hijo de profeta. Yo era un pastor y un cultivador de sicomoros. Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: Ve, profetiza a mi pueblo…” Lo único necesario es nuestra experiencia de fe, vivida en lo cotidiano.

 

Comencemos este ‘viaje’ al que el Señor nos envía llevando sólo el ‘equipaje de mano’ porque «si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús».



III DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO