domingo, 4 de diciembre de 2016

María y el adviento

El tiempo de Adviento en que nos encontramos nos invita a prepararnos para recibir al Señor que viene en gloria para llevar a la plenitud el Reinado de Dios que él mismo inauguró con su vida, su muerte y resurrección.
Para acertar en esta preparación tomamos como maestros a los tres que prepararon su venida en carne. En primer Lugar, el profeta Isaías, que habló muchos años antes del mesías al que llamó Emmanuel “Dios con nosotros”; después S. Juan Bautista, que con su vigorosa predicación nos recuerda al profeta Elías, al que los judíos esperaban como preparador de la venida de Cristo; por último será María nuestra maestra de vida, la que nos enseñará a recibir al Señor con la misma confianza y la misma ternura con que esperó el nacimiento de su hijo.
Precisamente esta semana celebramos la fiesta de la Inmaculada. María preservada de todo pecado sin que haya nada en ella que desdiga de su condición de madre de Dios. La imagen de la Inmaculada suele presentarnos a María Joven y esto no es sólo una cuestión de edad, sino que pretende ser un símbolo: La gracia nos rejuvenece. Corresponder al amor de Dios saca de nosotros lo más hermoso de nosotros mismos. María, la llena de Gracia será siempre María Joven, María bella, con una belleza que al mismo Dios enamora.