lunes, 30 de abril de 2018

DOMINGO V DE PASCUA

COMENTARIO AL EVANGELIO
Preciosa imagen la de la vid y los sarmientos, preciosa y riquísima en matices.
Por un lado subraya la unidad. Es sarmiento sólo da fruto si permanece unido a la cepa. Sin mí no podéis hacer nada. 
Por otro lado el valor del fruto. No pocas veces hacemos del cristianismo un sentimiento interior sin ninguna repercusión práctica en la vida. Sin embargo, la unión con Cristo tiene unas consecuencias. Estamos llamados a dar fruto. Santiago nos previene contra una fe sin obras que es una fe muerta, mientras que nos anima para que, mediante las obras manifestemos la fe. 
La imagen del sarmiento está escogida, porque el sarmiento no es una madera que tenga utilidad cuando está cortada, como sí le ocurre a otras maderas en las que se puede tallar o que pueden ser útiles para la construcción. La única utilidad del sarmiento, una vez cortado es el fuego. De la misma manera el cristiano no tiene valor separado de Cristo. Como él mismo nos recuerda. Si la sal se vuelve sosa… 
Un último aspecto que brota del texto es el sentido del sufrimiento. Por todos pasa el dolor, a todos llega el momento de la poda, sin embargo, el significado de ese dolor es totalmente diferente. No es lo mismo ser podado que ser arrancado. No es lo mismo ser separado de Cristo y perder la comunión con él que ser podado para que la pascua de Cristo se manifieste en nosotros. También en este camino os ayudará el Apóstol: “Al que ama a Dios todo le sirve para su bien”. También el dolor, también los reveses de la vida, son oportunidades para la comunión con Cristo.

DOMINGO DE RAMOS