jueves, 27 de diciembre de 2018

SALUDO NAVIDEÑO DEL PÁRROCO

Navidad con Niño
Felicitación del párroco
Es curioso que en nuestro mundo secularizado la navidad cada vez se haga más extensa. Es curioso, pero explicable.
Por un lado la economía de consumo necesita estar permanentemente estimulando a los “consumidores” para que no pare la maquinaria y se ve que las “fiestas de invierno” o el “sol invicto” no tienen tanto tirón comercial como la Navidad. Es verdad que las tarjetas de Navidad (en inglés Chrismas) son cada vez más pudorosas y huyen de portales de Belén para centrarse en árboles, estrellas y copos de nieve pero las fiestas y el sorteo (que parece haberse convertido en la nueva, y antigua liturgia del dios dinero, siguen llamándose de Navidad (en latín Nativitas, que significa nacimiento). Sin saberlo, y algunos sin quererlo nos vemos estimulados y agitados por el nacimiento de un niño al que muchos parecen querer ignorar.
Por otro lado, esta gran fiesta del consumo es fiesta de los regalos y hasta en la publicidad se nos recuerda que el mejor regalo es regalar-nos a los demás, hacernos presentes a los demás. Que de nada sirve un presente, por muy bien envuelto que esté, si no nos hacemos presentes amorosamente a quienes necesitan y gustan de nuestro amor. Así, por poner solo un par de ejemplos, una marca de muebles nos invita a dejar de lado el móvil y escucharnos unos a otros y una marca de coches nos invita a encontrarnos en vez de llamarnos.
Este “buen rollo” que induce la Navidad sería ya una victoria del Niño que nace. Alguien pensaría incluso que se trata de la mejor victoria del Amor: causar bien a los que amamos pasando desapercibidos. Sin embargo ocurre a veces como cuando comemos mucho dulce, que resulta empalagoso si no tiene algo consistente. De hecho no es difícil encontrar personas que nos dicen que no les gusta la Navidad, que los pone tristes o que les parece hipócrita tantos buenos deseos deseados solo porque toca.


A mí no se me ocurre otra salida que reivindicar una Navidad con Niño Jesús. Solo desde la presencia del Amor hecho carne, cobran sentido los gestos de amor responsable (porque son respuesta al amor primero que es Cristo); solo desde la experiencia de sentirse regalado por Dios que se nos da en Jesús, se llena de contenido el regalarnos unos a otros como él nos ha regalado; solo desde la conciencia de que el que era rico se ha hecho pobre por amor a nosotros adquieren plena fecundidad nuestros buenos deseos que se hacen carne en la solidaridad entre nosotros, y en especial con los más pobres.
Por todo esto y mucho más:


Mejor Navidad con Niño Jesús