lunes, 25 de marzo de 2019

DOMINGO III CUARESMA

CONVERSIÓN HACIA LA PASCUA
1. Dios elige a Moisés y le revela su nombre. En la primera lectura de hoy escuchamos cómo Dios ha visto la opresión de su pueblo en Egipto, y decide llamar a Moisés para liberarlo. Dios llama la atención de Moisés, por medio de la zarza ar-diente. Es ahí donde Dios le llama “Moisés, Moisés”. La res-puesta de Moisés es de disponibilidad: “Aquí estoy”. Dios se presenta a Moisés como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el dios de sus antepasados, y le expone cuál es la misión para la que le ha llamado: ser el liberador de su pueblo de la esclavitud de Egipto. Dios es el Dios cercano a su pueblo, el Dios que se preocupa por el sufrimiento de los suyos.
2. Moisés es figura de Cristo. Nosotros, los cristianos, vemos en Moisés la figura de Cristo, nuestro salvador. San Pablo, en la segunda lectura de hoy, recuerda a los corintios de Corinto que lo que sucedió durante el éxodo fue una figura de Cristo, que mientras que Moisés guiaba al pueblo por el desierto, era Cristo quien les daba de beber. San Pablo nos llama hoy a la conversión, a volver a Dios. Él es nuestro libertador, él es quien nos guía por el desierto de nuestra vida. En Él hemos de poner nuestra confianza y nuestra seguridad.
3. La paciencia de Dios. Jesús, en el Evangelio, nos apremia a la conversión. No podemos alargar más en el tiempo nuestra conversión y nuestra vuelta a Dios. Jesús nos lo explica con la parábola de la higuera. Nos recuerda Jesús con esta parábola que Dios tiene paciencia con nosotros, que es paciente y es-pera que demos fruto. Pero también nos apremia para que no retrasemos durante más tiempo nuestra conversión. El fruto de nuestras buenas obras, que comienza por la conversión y por dejar atrás lo que es malo y lo que no agrada a Dios, es lo que Él espera de nosotros. No retrasemos más nuestra con-versión. Dios aguarda paciente a que volvamos a Él.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS, solemnidad