“EL QUE ESTÉ SIN PECADO, QUE LE TIRE LA PRIMERA PIEDRA"
3 de abril de 2022 (Domingo V de Cuaresma)
PRIMERA LECTURA:
“Mirad que realizo algo nuevo; daré de beber a mi pueblo”
(Isaías 43, 16-21)
SALMO:
”El Señor ha estado
grande con nosotros, y estamos alegres” (Salmo 125)
SEGUNDA LECTURA:
“Por Cristo lo perdí
todo, muriendo su misma muerte”
(Filipenses 3, 8-14)
EVANGELIO:
Por su parte, Jesús se retiró al
monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el
pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le
traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de
Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿Qué dices?». Le preguntaban
esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía
con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les
dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose
otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a
uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio,
que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿Dónde están
tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor».
Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». (Jn
8,1-11)
LECTURA CREYENTE DE LA REALIDAD
VER.-
Como decíamos el día de San José, desde que comenzó el siglo XXI el mundo ha dado un vuelco, a peor. La amenaza del terrorismo, la gran crisis económica, la sequía y el cambio climático, el hambre que va en aumento, la pandemia del coronavirus, la guerra en Ucrania… han echado por tierra muchos proyectos de vida y esperanzas, a todos los niveles: personal, nacional, mundial. Nos sentíamos muy seguros, apoyados en un orden político, económico, social, material… que creíamos firme, pero hemos visto que no es así. En cualquier momento, todo puede cambiar para mal.
JUZGAR.-
Ante estos acontecimientos, unidos a las situaciones personales,
podemos quedarnos en el lamento, en el miedo, en añorar tiempos pasados… pero,
como cristianos, pueden ser ocasión de realizar una lectura creyente de la
realidad, y de nuestra propia vida, porque “para el creyente Dios se ha hecho
presente en la Historia y se sigue manifestando hoy. No es un Dios
desencarnado, al margen de la propia realidad. Es fundamental leer la presencia
de Dios en medio del mundo, hacer una ‘lectura creyente de la realidad’,
sabiendo ver a Dios en las personas y en las circunstancias que las envuelven”.
(ACGA – Llamados por la gracia de Cristo, T. 15).
La lectura creyente de la realidad nos hace descubrir el rumbo, o
falta de él, que hemos estado llevando; nos muestra las causas y consecuencias
de lo que ocurre y nos ocurre; y nos ofrece pistas para reorientar nuestra vida
en la dirección correcta. Y la Palabra de Dios de este quinto domingo de
Cuaresma nos ayuda a realizar esa lectura creyente.
Quizá descubramos que hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo a cosas,
actividades, personas… que en realidad no merecen la pena, que son pérdida,
incluso basura, como decía san Pablo en la 2ª lectura. Nos hemos dedicado a
“apedrear” a otros, como los escribas y fariseos en el Evangelio, sin querer
reconocer que el que esté sin pecado, que le tire la primera piedra, sin querer
reconocer que nosotros mereceríamos también una pedrada, por tanto tiempo que
hemos perdido y tanta “basura” que hemos acumulado en nuestra vida.
Quizá también nos gustaría “volver a lo de antes”, cuando todo nos
parecía más seguro, pero no podemos vivir añorando un pasado que nunca volverá.
Por eso decía la 1ª lectura: No recordéis lo de antaño, no penséis en lo
antiguo algo nuevo está ya brotando, ¿no lo notáis? Esa novedad comenzó a
brotar con Cristo y su Pasión, Muerte y Resurrección, y continúa
desarrollándose a lo largo de la historia. Pero, si no notamos esa novedad, la
lectura creyente de la realidad nos ayuda a descubrir los signos, los brotes de
la presencia y acción del Resucitado en nuestra vida y en nuestro mundo.
Y, animados por esos signos, la
lectura creyente de la realidad nos moverá a lo que también ha dicho san Pablo:
Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante,
corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde arriba en
Cristo Jesús. La Semana Santa, con la celebración de la Pasión, Muerte y
Resurrección de Cristo, nos muestra la meta a la cual Dios nos llama; la
Cuaresma es una llamada a no perder más tiempo en lo que no nos da vida, e
incluso nos la quita, y a eliminar la “basura”, todo aquello que nos estorba e
impide correr hacia esa meta, empezando por nuestro propio pecado. El Señor hoy
nos dice, como a la mujer sorprendida en adulterio: Anda y en adelante no
peques más. Desde la lectura creyente de la realidad, la personal y la social,
y sin negarla ni suavizarla, el Señor nos abre la puerta hacia el futuro de su
novedad.
ACTUAR.-
¿Qué pienso de la realidad social, política, económica… y mi propia realidad?
¿Sé hacer una lectura creyente de la misma? ¿Descubro los “brotes” de la
presencia y acción de Dios en todo ello? ¿Jesucristo es para mí una novedad, o
me he acostumbrado al Evangelio y ya no me dice nada? ¿Soy de los que se
limitan a “apedrear” a otros, verbalmente, en redes sociales, sin reconocer mi
parte de responsabilidad? ¿En qué pierdo el tiempo, qué “basura” me impide
avanzar mejor hacia la meta que Dios me propone? ¿Cuánto hace que no he
recibido el Sacramento del perdón?
Todavía estamos en Cuaresma,
aprovechemos este tiempo para hacer una lectura creyente de la realidad, la
nuestra y la del mundo, para descubrir la presencia y acción de Dios. Que la
Semana Santa sea una novedad para nosotros y que nos impulse a correr hacia la
meta a la que Dios Padre nos llama en Cristo, muerto y resucitado por nosotros
y nuestra salvación.