PRIMERA LECTURA:
“Mirad: la virgen está en cinta” (Isaías 7, 10-14)
SALMO:
“Va a entrar el Señor, Él es el Rey de la gloria” (Salmo 23)
SEGUNDA LECTURA:
“Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios” (Romanos
1, 1-7)
EVANGELIO:
“Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David” (Mateo 1,
18-24)
La generación de Jesucristo fue
de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su
esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado.
Pero, apena había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del
Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer,
porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo
y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados».
Todo esto sucedió para que se
cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la Virgen
concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa
"Dios-con-nosotros"». Cuando José se despertó, hizo lo que le había
mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
¿NO LO VEMOS?
VER.-
A veces, cuando alguien nos
propone hacer algo, no lo hacemos porque “no lo vemos”. Aunque se nos diga que
es algo bueno descubrimos inconvenientes y dificultades que nos echan atrás:
necesitamos “verlo” nosotros mismos. Estamos a las puertas de la Navidad, y son
muchas las personas que, por diferentes motivos, “no ven” la razón de celebrar
estos días y todo lo que conllevan. Unas veces porque la Navidad se ve como una
“imposición” del cristianismo sobre otras religiones. Otras veces, porque no
tiene sentido atiborrarnos de dulces de todo tipo cuando nos pasamos el resto
del año cuidando la línea. Tampoco se ve sentido a una celebración meramente
“familiar”, si nos estamos viendo el resto del año o hay tensiones y rupturas
que no podemos dejar de lado. Y ¿por qué hay que gastar un dineral en regalos,
cuando la crisis nos afecta tan duramente? Todo esto (y también razones de tipo
más personal, como enfermedades, el recuerdo de quienes han fallecido…) hace
que muchas personas, ante la Navidad, “no la vean”.
JUZGAR.-
La Navidad es la celebración del
nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, un acontecimiento que forma parte del
plan de salvación que Dios tiene para la humanidad. Pero tanto la 1ª lectura
como el Evangelio nos muestran dos ejemplos de quienes “no ven” ese plan de
Dios.
En la 1ª lectura, el rey Acaz no
había querido formar parte con otros reyes de una colación contra Asiria,
porque “no ve” que Asiria pueda ser derrotada, a pesar de que Dios se lo había
prometido por boca del profeta. Por eso, cuando el profeta le dice que pida una
señal, Acaz sigue sin “ver” el plan de Dios y disfraza su desconfianza con una
respuesta aparentemente piadosa: no la pido, no quiero tentar al Señor.
Y en el Evangelio hemos escuchado
que: La madre de Jesús estaba desposada con José, y antes de vivir juntos
resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. Es muy probable
que María hubiera puesto a José al corriente de la visita del Ángel y del plan
de Dios, y por eso la duda de José no sería acerca de la culpabilidad o
inocencia de María en una aparente infidelidad; la duda vendría porque José “no
ve” ese plan ni el papel que él tendría que desempeñar en el mismo, y se siente
sobrepasado por las circunstancias. Pero, aunque él “no lo vea”, como tampoco
quiere que María sea considerada una adúltera, como era bueno… decidió
repudiarla en secreto.
Pero aunque José “no vea” ese
plan que el Ángel ha anunciado, él no se cierra en banda sino que permanece
abierto a Dios. Y por ello se le apareció en sueños un ángel del señor que le
dijo: … no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que
hay en ella viene del Espíritu Santo.
El ángel le confirma que eso ha
sucedido para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del
profeta. José, entonces, “vio” por sí mismo el plan de Dios y la necesidad de
participación en Él, como descendiente de la Casa de David, y por eso cuando
José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su
mujer, para que el plan de Dios siguiese adelante.
ACTUAR.-
¿En qué ocasiones digo de algo
que “no lo veo”? ¿Qué aspectos referentes a la fe cristiana “no veo”?
¿Reacciono con incredulidad, me desentiendo, o dejo abierta la posibilidad de
“verlo”? ¿Me siento llamado, como José, a colaborar en el Plan de Dios, o como
esto “no lo veo”, me cierro en banda y decido repudiar esa llamada?
En el camino de fe hay momentos y
circunstancias que superan nuestra lógica, y como “no lo vemos”, nos entra la
duda y el rechazo. Estamos a punto de celebrar la Navidad y es muy normal que
“no veamos” muchas de las cosas con que la hemos rodeado y que se hacen estos
días
Pero la Navidad es la
actualización, hoy, aquí, del plan de salvación de Dios, que se hace hombre por
nosotros y por nuestra salvación. El nacimiento del Hijo de Dios es un
misterio, pero no por eso es un imposible. Porque lo que es “imposible” desde
el punto de vista humano es real por obra del Espíritu Santo, aunque nosotros
“no lo veamos”, y eso es lo que nos disponemos a celebrar.
Estemos abiertos a lo imposible,
como José, y no tengamos reparo en acoger este misterio. Abrámonos a la acción
del Espíritu Santo como María, y preparémonos “con alegría al misterio de su
nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando
su alabanza” (Prefacio II de Adviento).