sábado, 27 de mayo de 2023

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS, 28 de mayo de 2023

PRIMERA LECTURA:

“Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar” (Hechos 2,1-11)

SALMO:

“Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra” (Salmo 103)

SEGUNDA LECTURA:

“Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo” (1 Corintios 12, 3b-7.12-13)

EVANGELIO:

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; recibid el Espíritu Santo” (J 20, 19-23)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

JUNTOS

VER.-

En una comunidad parroquial se iba a celebrar el Sacramento de la Confirmación, y se invitó a toda la comunidad a participar en la celebración. Pero el día de la celebración se ausentaron más de la mitad de las personas que habitualmente participan en esa Eucaristía: no vieron esa celebración como algo “propio”, no se veían ni veían a los demás como miembros de una misma comunidad. Esta situación se repite cada vez que hay una celebración o actividad referente a uno de los grupos parroquiales: el resto no se siente implicado, ni siquiera para acompañarlos y rezar por ellos ese día. Muchas personas viven la fe de un modo individualista, sin querer saber nada de la vida parroquial y comunitaria.

JUZGAR.-

Hoy celebramos la Solemnidad de Pentecostés, en la que actualizamos la venida del Espíritu Santo sobre los primeros discípulos, como hemos escuchado en la 1ª lectura: Se llenaron todos de Espíritu Santo. Pero hay que tener presente que esa venida del Espíritu Santo se produce cuando estaban todos juntos en el mismo lugar. Este “juntos” es para ellos más que estar simplemente unos al lado de los otros: es estar cercanos, unidos. Y aquí tenemos ya una primera llamada para nosotros como Iglesia, concretada en nuestra comunidad parroquial: ¿Nos limitamos a estar “unos al lado de los otros”, o nos sentimos “cercanos, unidos” a los que también participan de la Eucaristía?

Se nos olvida lo que decía san Pablo en la 2ª lectura: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo… todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. ¿Tengo presente que, por el Bautismo, soy un miembro de un cuerpo, o pretendo ir por libre, sin querer saber nada de los demás?

Esta fiesta la estamos celebrando en el marco del Sínodo Universal “Por una Iglesia sinodal: comunión-participación-misión”, que se celebrará el próximo mes de octubre y que llevamos más de un año preparando. Y “Sínodo” significa «caminar juntos». De nuevo “juntos”, conscientes de compartir una misma identidad, ser Pueblo de Dios, y una misma misión: evangelizar. Y la sinodalidad no es algo nuevo: como recuerda el documento preparatorio, “en el primer milenio «caminar juntos», es decir, practicar la sinodalidad, fue el modo de proceder habitual de la Iglesia”. Por eso, teniendo presentes los signos de los tiempos, “precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio, caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino recorrido”.

Por eso hoy también se celebra el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, cuyo lema de este año es “Juntos anunciamos lo que vivimos”. Una vez más, se destaca la importancia y la necesidad de estar “juntos”, porque “nuestro «caminar juntos» es lo que mejor realiza y manifiesta la naturaleza de la Iglesia como Pueblo de Dios”. Y “«Caminar juntos» es un signo profético para una familia humana que tiene necesidad de un proyecto compartido, capaz de conseguir el bien de todos”, porque compartimos “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias” (GS, n. 1) de todo el género humano.

Pero, como hemos dicho y sabemos, nos cuesta mucho estar y sentirnos “juntos”. Por eso, al convocar el Sínodo se lanzó una pregunta: “¿Cómo se realiza hoy ese «caminar juntos» que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, de acuerdo a la misión que le fue confiada?”. La respuesta es hoy, solemnidad de Pentecostés, especialmente clara: “Enfrentar juntos esta cuestión exige disponerse a la escucha del Espíritu Santo”.

ACTUAR.-

Como hemos escuchado en la Secuencia: “Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento”. Para que el vacío y el pecado no ganen cada vez más terreno, necesitamos estar y caminar “juntos”, como Iglesia, como comunidad parroquial.

En la 2ª lectura hemos escuchado: hay diversidad de carismas… de ministerios… de actuaciones… a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común. Pentecostés nos invita a reflexionar qué me ha otorgado a mí, como miembro del cuerpo que es la Iglesia, lo que debo poner al servicio del bien común, porque sólo “Juntos anunciamos lo que vivimos”. Y puedo empezar con un compromiso concreto, posible y revisable: la próxima vez que se anuncie una celebración o actividad de algún grupo parroquial… participar “junto” a los demás miembros de este cuerpo que es la comunidad parroquial, la Iglesia.