sábado, 11 de noviembre de 2023

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Domingo 12 de noviembre de 2023

PRIMERA LECTURA:

“Quienes buscan la sabiduría la encuentran” (Sabiduría 6, 12-16)

SALMO:

“Mi alma está sedienta de Ti, Señor, Dios mío” (Salmo 62)

SEGUNDA LECTURA:

"Dios, llevará con Él, por medio de Jesús, a los que han muerto” (1 Tesalonicenses 4, 13-18)

EVANGELIO:

“Que llega el esposo, salid a recibirlo” (Mateo 25, 1-13)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:  Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.  Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.  Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite;  en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.  El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.  A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!".  Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.  Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".  Pero las prudentes contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".  Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.  Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: "Señor, señor, ábrenos".  Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco".  Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

SABIDURÍA Y PRUDENCIA

VER.-

El idioma de una nación es algo vivo. Hay palabras y reglas sintácticas, ortográficas, etc. que se mantienen a lo largo del tiempo, pero los cambios sociales conllevan también cambios en el idioma. Y así, van introduciéndose palabras nuevas, mientras que otras, que eran comunes y conocidas, van cayendo en desuso y pueden llegar a desaparecer, ya que se refieren a actividades, utensilios o circunstancias propias de una época determinada. Sin embargo, hay palabras que, teóricamente, deberían seguir siendo actuales, pero que cada vez son menos conocidas y utilizadas.

JUZGAR.-

Hoy la Palabra de Dios nos presenta dos de estas palabras que, lamentablemente, van cayendo en desuso: sabiduría y prudencia. Según el diccionario, la sabiduría es el conocimiento profundo que se adquiere por el estudio o la experiencia, y la prudencia es sensatez y buen juicio. Si unimos las dos palabras, entendemos que los conocimientos que vamos adquiriendo debemos aplicarlos a nuestra vida con buen juicio. Por tanto, sabiduría y prudencia no son sólo palabras: definen dos actitudes necesarias para desenvolvernos del mejor modo en el día a día, y que están al alcance de todos.

De ahí la llamada que hemos escuchado en la 1ª lectura respecto a la sabiduría: “la ven con facilidad los que la aman, quienes la buscan la encuentran, se adelanta en manifestarse a los que la desean”. Esta sabiduría a la que se refiere no se refiere a conocimientos intelectuales, ni se adquiere sólo estudiando; es, principalmente, experiencial, se va adquiriendo a lo largo de la vida, a través de los encuentros y circunstancias (positivas y negativas) con que nos vamos encontrando, si tenemos actitud de búsqueda y voluntad de crecimiento. Y esta sabiduría nos va a llevar a Dios, porque Él es la fuente de la sabiduría. Vivir con sabiduría nos hace ir conociendo más y mejor a Dios.

Por eso, la sabiduría se complementa con la prudencia: lo que vamos conociendo de Dios nos ha de motivar a ser sensatos y a tener buen juicio. Por eso Jesús nos ha ofrecido la parábola de las diez vírgenes: “cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes”. Las circunstancias son las mismas para todas: “tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo”. Incluso, como “el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron”. La diferencia es que las prudentes “se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas”.

Como en toda parábola, los personajes y detalles están en función del mensaje que Jesús nos quiere transmitir. Y hoy nos recuerda que Dios, el Esposo, viene a nuestro encuentro, al de todos y cada uno. Y, en principio, todos estamos en las mismas circunstancias, todos somos capaces de encontrarnos con Dios, pero para ello debemos ser sabios y prudentes, debemos querer conocer a Dios y actuar en consecuencia de ese conocimiento. Como las vírgenes prudentes, nosotros sabemos (porque Jesús nos lo ha dicho) que Dios puede venir a nosotros en cualquier momento, incluso “a medianoche”, y que, aunque nos parezca que tarda e incluso nos durmamos, debemos ser prudentes y estar preparados para responderle. Si no lo hacemos, estaremos siendo unos necios.

Jesús nos enseña con esta parábola que nadie puede prepararse por mí, en mi lugar, para el encuentro con Dios. No es que las vírgenes prudentes sean unas egoístas insolidarias que no quieren compartir su aceite: es que sabiduría y prudencia son dos cualidades que cada uno debemos adquirir: nadie puede ser sabio y prudente por mí, en mi lugar, aunque yo se lo pida.

ACTUAR.-

¿Me considero una persona sabia y prudente en mi vida cotidiana? ¿Lo que voy conociendo de Dios me lleva a ser sabio y prudente? ¿Qué hago para estar preparado y encontrarme con el Señor?

Como hemos dicho, hay palabras que van cayendo en desuso. Los numerosos ejemplos de necedad e irreflexión con que nos encontramos habitualmente nos muestran que, lamentablemente, también la sabiduría y la prudencia son cada vez menos utilizadas, con el agravante de que no son sólo palabras: son actitudes vitales necesarias para nuestra vida porque nos llevan al encuentro con Dios. Procuremos ser sabios y prudentes en nuestro día a día, llenemos nuestra “alcuza” aprovechando los medios que tenemos (oración, Eucaristía, formación...) para conocer mejor a Dios y que este conocimiento nos mueva a tener buen juicio, a estar preparados para que, cuando el Esposo venga a nuestro encuentro, podamos entrar con Él al banquete del Reino.

 

 

 

DOMINGO V DE PASCUA