Domingo 21 de enero de 2024
PRIMERA LECTURA:
“Los ninivitas habían abandonado el mal camino” (Jonás 3,
1-5.10)
SALMO:
“Señor, enséñame tus caminos” (Salmo 24)
SEGUNDA LECTURA:
"La presentación de este mundo se termina” (1 Corintios
7, 29-31)
EVANGELIO:
“Convertíos y creed en el Evangelio” (Marcos 1, 14-20)
Después de que Juan fue
entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en
el Evangelio». Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el
hermano de Simón, echando las redes en el mar. pues eran pescadores. Jesús les
dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron
las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y
a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación,
los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se
marcharon en pos de él.
¿RECHAZAMOS O
RESPONDEMOS?
VER. -
En ocasiones nos encontramos con
personas, conocidas o desconocidas, y en un momento dado ‘sentimos’ que
deberíamos compartir con esa persona nuestra experiencia de fe. Pero suele
ocurrirnos que no sabemos cómo hacerlo, nos vemos inseguros, tenemos miedo de
la reacción de la otra persona… y optamos por callamos. Pero nos queda una
‘mala conciencia’ por no haber sabido o no habernos atrevido a dar testimonio
más explícito de nuestra fe.
JUZGAR. -
Ante esta realidad, desde hace unos años, una de las
prioridades de la Iglesia es lo que se ha denominado ‘Primer Anuncio’, por lo
que la Conferencia Episcopal Española ha organizado un encuentro nacional, que
tendrá lugar el próximo mes de febrero, sobre el Primer Anuncio.
El Primer Anuncio (también denominado ‘kerigma’) es una
síntesis de la fe cristiana, como señaló el Papa Francisco en ‘Evangelii
gaudium’ 164: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo
a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte».
También dice el Papa Francisco que «este anuncio se llama ‘primero’ porque es
el anuncio principal, ése que siempre hay que volver a escuchar de diversas
maneras». Por eso, el Primer Anuncio se dirige a quienes no conocen a Jesucristo
o se han alejado de la fe, y también a cristianos comprometidos que necesitan
‘volver al amor primero’ y revitalizar su fe.
Como escribió el Papa Benedicto XVI en ‘Dios es amor’ 1: «No
se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el
encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a
la vida y, con ello, una orientación decisiva». De ahí que el Primer Anuncio
sea la ‘puerta de entrada’ más habitual en la verdadera experiencia cristiana,
que es el encuentro personal con el Señor. Y ese Primer Anuncio lo recibimos de
otras personas que, por su propia experiencia de encuentro con Jesús
Resucitado, se sienten llamadas a invitar a otros a conocerle y proponerles que
vivan esa misma experiencia.
En el Evangelio que acabamos de proclamar hemos escuchado lo
que sería un proceso de Primer Anuncio: “estaba Juan con dos de sus discípulos
y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: ‘Éste es el Cordero de Dios’”. Tras
este Primer Anuncio por parte de Juan, “los dos discípulos siguieron a Jesús,
vieron dónde vivía”. Y, después de esta experiencia de encuentro con el Señor,
“Andrés encuentra a su hermano Simón y lo llevó a Jesús”. Andrés es consciente
de que ha encontrado al Mesías esperado y por eso ahora es quien ofrece el
Primer Anuncio a su hermano.
En este pasaje vemos lo que también indica el Papa
Francisco: «el primer momento es un diálogo personal, donde la otra persona se
expresa y comparte sus alegrías, sus esperanzas, las inquietudes y tantas cosas
que llenan el corazón». El Primer Anuncio no es una exposición de la doctrina
cristiana, ni menos todavía un ‘sermón’. Quien realiza el Primer Anuncio
primero ha de escuchar a la otra persona, su situación, su búsqueda… y esto «se
puede realizar en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en
un camino. (EG 127) Y sólo después de esta conversación es posible presentarle
el anuncio fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó
por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad». (EG 128)
ACTUAR. –
Pero, como hemos dicho, a menudo
no sabemos cómo compartir nuestra experiencia de fe. Por eso, existen varias
iniciativas para realizar hoy el Primer Anuncio. Una de ellas, que promueve
Acción Católica General, es la denominada ‘Cuatro40’, que toma su nombre del
Evangelio de hoy: los dos discípulos que siguieron a Jesús “se quedaron con Él
aquel día; era como la hora décima”, es decir, las cuatro de la tarde: por eso
«las cuatro es la ‘hora del encuentro’. Y ‘40’ «es un número bíblico que denota
espera confiada en el Señor: 40 años de los israelitas en el desierto; 40 días
de Jesús en el desierto… ‘40’ indica que algo importante va a ocurrir».
El Primer Anuncio tiene la
capacidad de despertar la fe en Cristo, pero es algo puntual. Tras el Primer
Anuncio, se requiere seguir dando pasos. Como Andrés y Juan, hay que ‘quedarse
con el Señor’ para profundizar en lo que es y significa la fe en Cristo. Por
eso ‘Cuatro40’ «ofrece una continuidad para toda la vida con la propuesta del
Proyecto Pastoral de ACG, iniciando un proceso personal de fe acompañado y
vivido en la comunidad parroquial, en los Equipos de Vida, para formar
verdaderos discípulos misioneros».
Aprovechemos estas iniciativas de
Primer Anuncio porque la propuesta cristiana sigue siendo hoy imprescindible
para la liberación de las personas y para la humanización de la sociedad. Como
dice el Papa Francisco en ‘Christus vivit’: «¡Él vive! Hay que volver a
recordarlo con frecuencia, porque corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo
como un buen ejemplo del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó
hace dos mil años. Eso no nos serviría de nada, nos dejaría iguales. (124) Si
alcanzas a valorar con el corazón la belleza de este anuncio y te dejas
encontrar por el Señor; si entras en amistad con Él y empiezas a conversar con
Cristo vivo sobre las cosas concretas de tu vida, ésa será la gran experiencia,
esa será la experiencia fundamental que sostendrá tu vida cristiana». (129)