jueves, 23 de octubre de 2025

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

Domingo 26 de octubre de 2025

 

PRIMERA LECTURA:

"La oración del humilde atraviesa las nubes” (Eclesiástico 35, 12-14.16-19a)

Lectura del libro del Eclesiástico.

El Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas. Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre, sino que escucha la oración del oprimido. No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento. Quien sirve de buena gana, es bien aceptado, y su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde atraviesa las nubes, y no se detiene hasta que alcanza su destino. No desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia. El Señor no tardará.

Palabra de Dios.

SALMO:

"El afligido invocó al Señor, y Él le escuchó” (Salmo 33)

R.  El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

V.  Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. /R. 

V.  El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. /R. 

V.  El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. /R. 

SEGUNDA LECTURA:

"Me está reservada la corona de la justicia” (2 Timoteo 4, 6-8.16-18)

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

Querido hermano:

Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación. En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta! Más el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO:

"EL PUBLICANO BAJÓ A SU CASA JUSTIFICADO, Y EL FARISEO NO” (Lucas 18, 9-14)

En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:  «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano.  El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano.  Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo".  El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador".  Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

 

POLÍTICA DE INCLUSIÓN.

VER. –

 

Especialmente desde hace unos años, las instituciones políticas, educativas, sociales, y también empresas y otros colectivos, están desarrollando lo que se denomina una política de inclusión. Se trata de establecer estrategias, normas y acciones que buscan asegurar que todas las personas, sin importar su origen, género, discapacidad, orientación sexual o condición socioeconómica, tengan las mismas oportunidades para participar activamente en la sociedad y en las instituciones.

JUZGAR. –

 

Aunque ahora nos resulta más familiar este término, no es algo nuevo. De hecho, la Palabra de Dios de este domingo nos muestra que Dios siempre ha practicado una política de inclusión. Sin embargo, al afirmar esto, muchas personas dirían que su experiencia es justamente la contraria, que en el ámbito religioso han sufrido una ‘política de exclusión’. A lo largo de la historia ha habido una interpretación errónea de la sentencia ‘fuera de la Iglesia no hay salvación’ (‘extra ecclesiam nulla salus’), que se aplicaba de un modo literal y ‘se metía a la fuerza’ a la gente en la Iglesia y se consideraba ‘condenados’ a los demás, hasta que el Concilio Vaticano II clarificó su significado: «Todo esto es válido no sólo para los que creen en Cristo, sino para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de un modo invisible. Puesto que Cristo murió por todos… debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a su misterio pascual». (Gaudium et spes 22)

A pesar de esto, como quedó de manifiesto en el Sínodo Universal que finalizó en octubre de 2024, son muchas las personas que hoy se sienten excluidas de la Iglesia, ya sea por su discrepancia en temas morales o sociales, por su situación matrimonial o por su orientación sexual. Por eso, el propio Sínodo ha invitado a hacer «una reflexión sobre la Iglesia como hogar, porque cuando no se entiende como un espacio cerrado, inaccesible que hay que defender a toda costa, la imagen del hogar evoca posibilidades de acogida hospitalidad e inclusión». (2ª Sesión documento final n. 115) Y recomienda ponerse a la escucha de las Escrituras.

En la 1ª lectura hemos escuchado: “Para Él no cuenta el prestigio de las personas, no hay acepción de personas”. Y a continuación hemos escuchado una serie de ejemplos para mostrarnos que todos podemos favorecernos de la política, de inclusión, que Dios practica, que desde la oración todos podemos relacionarnos con Él, que nadie está excluido de antemano, sea cual sea nuestra condición social, política, económica, nuestra situación personal o la etapa de la vida que estemos atravesando:

“No desdeña la súplica del huérfano ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento”: cuando estamos atravesando penurias económicas, o cuando personalmente nos sentimos desprotegidos, frágiles.

“Quien sirve de buena gana, es bien aceptado”: cuando nos esforzamos en realizar bien el trabajo y las ocupaciones cotidianas, de un modo callado y oculto, aunque nadie lo reconozca ni agradezca.

“Yo estoy a punto de ser derramado en libación”: cuando nos sentimos en peligro o amenazados por cualquier motivo, ya sea por nuestra fe, o por defender lo que creemos que es justo.

“He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe”: cuando experimentamos el paso de los años o la enfermedad y sabemos que nuestro tiempo en la tierra se acaba.

La política de inclusión de Dios abarca incluso al fariseo: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás”: cuando nos creemos importantes y orgullosos, cuando despreciamos a los demás.

Y, sobre todo, la política de inclusión de Dios va dirigida a los pecadores: “El publicano, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: ¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”: cuando somos conscientes de nuestro pecado y del mal cometido, cuando nos pesa y nos deja abatidos, y sólo podemos repetir: ‘Ten compasión de mí’.

ACTUAR. –

 

La política de inclusión de Dios no significa que todo vale, sino que nadie está excluido de la llamada a la conversión y a la salvación; después, cada uno deberá responder, acogiendo o rechazando esa llamada. A nosotros, como Iglesia, nos corresponde continuar con esa política de inclusión: «En lugar de comportarnos como custodios que intentan excluir a otros de la mesa, tenemos que hacer más para asegurarnos de que la gente sepa que todos pueden encontrar un lugar y un hogar aquí» (Sínodo etapa continental 31) llevándolos al Señor en la oración y luego saliéndoles al encuentro, con la creatividad y audacia que nos inspire el Espíritu. (2ª Sesión documento final 153).