El
Santo Padre expresa la más firme condena por el horrible atentado que ha
afligido esta mañana a la ciudad de París con un alto número de víctimas,
sembrando la muerte, llevando a la consternación a toda la sociedad francesa,
turbando profundamente a todas las personas amantes de la paz, más allá de los
confines de Francia.
El
Papa Francisco participa en la oración del sufrimiento de los heridos y de las
familias de los difuntos y exhorta a todos a oponerse de cualquier manera a la
difusión del odio y de toda forma de violencia, física y moral, que destruye la
vida humana, viola la dignidad de las personas, mina radicalmente el bien
fundamental de la convivencia pacífica entre las personas y los pueblos, a
pesar de las diferencias de nacionalidad, de religión y de cultura.
Cualquiera
que pueda ser la motivación, la violencia homicida es abominable, no es nunca
justificable. La vida y la dignidad de todos han de ser garantizadas y
tuteladas con decisión; cada instigación al odio, rechazada; el respeto del
otro, cultivado.
El Papa expresa su
cercanía, su solidaridad espiritual y su apoyo para todos aquellos que, según
sus diversas responsabilidades, continúan empeñándose con constancia por la
paz, la justicia y el derecho, para curar en profundidad los orígenes y las
causas del odio, en este momento doloroso y dramático, en Francia y en
cualquier parte del mundo señalada por la tensión y la violencia.