La Comunidad parroquial de San Félix de Valois
acoge a su nuevo párroco y Pastor D. Luis María, y lo hace dando gracias al
Señor por el gran don del Sacerdocio a su Iglesia, porque los sacerdotes nos
anuncian el Evangelio, celebran los sacramentos y nos presiden en la caridad.
La parroquia y cada uno de
nuestros hogares le abren sus puertas, y sobre todo el corazón para que sienta
el calor y afecto de todos los que formamos esta comunidad cristiana, al mismo
tiempo le pedimos que nos ayude a crecer y madurar en la fe, que perdone
nuestros pecados y ofensas cuando arrepentidos administre el sacramento del
perdón, que lleve el consuelo y la esperanza a nuestros enfermos, motive a los
jóvenes a vivir con valentía la fe cristiana, fortalezca a los esposos en la
fidelidad para siempre, nos exija a todos, para que no andemos distraídos y
dispersos, sino siempre disponibles para seguir al Señor amando y sirviendo, y
sea nuestro aliento para que vivamos según la vocación a la que hemos sido
llamados.
Llega a una parroquia que fue
creada en el año 1969, corto trayecto en el tiempo, pero con la experiencia y
el deseo de seguir al Señor en esta sociedad y mundo de hoy donde tantas
dificultades y obstáculos van surgiendo contra la fe cristiana.
Una Comunidad que se va haciendo
mayor, porque la mayoría de los que contraen matrimonio se van a vivir a otras
zonas de expansión de la ciudad. Una Comunidad que en más de una ocasión se ha
planteado qué decir, qué hacer y cómo realizar la salida, a lo que el Papa
Francisco llama las periferias, y que nosotros hemos llamado siempre alejados.
Algunas pequeñas experiencias se han llevado a cabo pero, verdaderamente, nos
queda un largo camino por recorrer.
Tendremos que reflexionar todos,
unirnos todos y todos buscar compromisos concretos para conseguirlo, y como nos
dice San Pablo, hacernos todo a todos para ganar sea como sea a alguno.
Contamos con la fe y la confianza
en el Señor. Él es nuestro Pastor, nada nos falta. Él nos guía y nos alimenta,
Él es nuestra salvación.
Confiamos en el Espíritu que
renueva, anima y ayuda a superar nuestra debilidad y cansancio. Confiamos en la
buena voluntad y en el celo pastoral de nuestro nuevo párroco.
Finalmente, confiamos en el
esfuerzo de todos los cristianos de la parroquia para vivir el Evangelio,
confiando en Dios, Padre de misericordia.
Pidamos a San Félix que rompamos
cada día algún eslabón del pecado que nos esclaviza, y a la Santísima Virgen,
Madre de Dios y Madre nuestra, que nos ayude a hacer nuestra su actitud de disponibilidad
y entrega: “Hágase en mí según tu palabra”.