El pasado día cuatro de septiembre se cumplían nueve
años de ser vuestro párroco en esta querida
comunidad de San Félix de Valois, y el domingo próximo, día dieciocho de
septiembre, a las veinte horas, celebraré la Eucaristía para despedirme de
vosotros. El motivo, mi quebrada salud.
Al comienzo de
este verano hablé con el recién llegado Sr. Obispo, Dº Amadeo, al que le
comuniqué, que a partir del próximo mes de septiembre tendría que dejar la
parroquia, porque así me lo aconsejaba la doctora que me hacía el seguimiento
de la enfermedad, y mi apreciación personal.
El lunes, día diecinueve de septiembre,
en la Eucaristía de las ocho de la tarde, se hará cargo de esta parroquia D.
Luis María Salazar García, vuestro nuevo párroco. Yo me iré a la residencia del
Seminario, y me dedicaré a cuidar mi salud, a leer y rezar. Contad siempre con
mi recuerdo y mi oración. Yo espero otro tanto de vosotros.
Cuando llegué a esta comunidad,
dejaba la tarea de Rector del Seminario. De nuevo volvía a lo que siempre me
había atraído de una manera especial, presidir una comunidad parroquial.
Venía lleno de ilusión y con muchas
esperanzas, con renovados proyectos en la cabeza y en el corazón. El tiempo ha
transcurrido velozmente, y ahora comienzo una nueva etapa, abrazado al misterio
de la cruz.
Me tocó recoger la cosecha del
trabajo de tres grandes párrocos: D. José María García Bario, D. Pedro Cámara
Ruiz (los dos en la casa del Padre) y D. Tomás Jurado Lérida. Y la de muchos
Vicarios Parroquiales, que sembraron con generosidad y amor el Evangelio, y a
mí me tocado preparar una nueva sementera, y otros recogerán sus frutos.
Doy gracias al Señor por estos nueve años que he
estado con vosotros. El Dios, Padre de misericordia, me ha animado y confortado
en los momentos de dificultad y duda, y me ha llenado de paz y calma, cuando
todo sonreía y salía bien.
Quiero también dar gracias a los
miembros de los consejos Parroquiales de Pastoral y de Economía. Con sus
aportaciones me han ayudado a buscar lo bueno y más acorde con el Evangelio,
aunque a veces el discernimiento haya resultado difícil y doloroso.
Gracias a los diversos grupos de
los tres sectores de pastoral: Evangelización, Liturgia y Caridad, porque sin
vuestra colaboración no hubiera sido posible conseguir las metas propuestas.
Gracias a esas personas, que de
manera callada y humilde han prestado un valioso y efectivo servicio a la
parroquia, y que solo Dios conoce.
Quiero también pediros perdón, por
mis fallos, que sin duda los he tenido, mis limitaciones, mis debilidades, que
ha podido desilusionar a defraudar a algunos.
Pido a San Félix de Valois, titular
de la Parroquia, que os siga fortaleciendo y rompáis las cadenas que tanto
esclavizan. Finalmente pido a la Santísima Virgen María, Madre de Dios y madre
nuestra que cada día “vuelva a nosotros, esos sus ojos misericordiosos” y “nos
muestre a Jesús, fruto bendito de su vientre”
Santos Mariano Lorente Casañez