Domingo 5 de mayo de 2024
PRIMERA LECTURA:
"El don del Espíritu Santo ha sido derramado también
sobre los gentiles”
(Hechos 10, 25-26.34-35.44-48)
Cuando iba a entrar Pedro,
Cornelio le salió al encuentro y, postrándose, le quiso rendir homenaje. Pero
Pedro lo levantó, diciéndole: «Levántate, que soy un hombre como tú». Pedro
tomó la palabra y dijo: «Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción
de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la
nación que sea». Todavía estaba hablando Pedro, cuando bajó el Espíritu Santo
sobre todos los que escuchaban la palabra, y los fieles de la circuncisión que
habían venido con Pedro se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se
derramara también sobre los gentiles, porque los oían hablar en lenguas
extrañas y proclamar la grandeza de Dios. Entonces Pedro añadió: «¿Se puede
negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que
nosotros?». Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron
que se quedara unos días con ellos.
SALMO:
“El Señor revela a las naciones su salvación” (Salmo 97)
R. El Señor
revela a las naciones su salvación.
V. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha
hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.
R. El Señor revela a las naciones su salvación.
V. El Señor da a conocer su salvación, revela a
las naciones su justicia. Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor
de la casa de Israel.
R. El Señor revela a las naciones su salvación.
V. Los confines de la tierra han contemplado la
salvación de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread,
tocad.
R. El Señor revela a las naciones su salvación.
SEGUNDA LECTURA:
"Dios es amor” (1 Juan 4, 7-10)
Queridos hermanos, amémonos unos
a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto
se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su
Unigénito, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Palabra de Dios.
EVANGELIO:
"Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por
sus amigos” (Juan 15, 9-17)
Como el Padre me ha amado, así os
he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis
en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en
vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os
améis unos a otro como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que
da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os
mando. Ya no os llamo siervo: porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a
vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
y os he destinado par que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De
modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé Esto os mando: que os
améis unos a otros.
AMOR CONCRETO
VER. -
La vida humana no se entiende sin
amor. Es como el ‘idioma universal’ que entiende cualquier persona de cualquier
raza y cultura. El amor está presente en la mayoría de los ámbitos en los que
se desenvuelve nuestra vida, es el gran tema de obras de arte, libros,
películas, programas y series de televisión… Las alegrías y los sufrimientos
que acarrea el amor generan en nosotros los mayores sentimientos. Según la edad
y circunstancias, el amor adopta diferentes características y formas de
expresión, pero lo cierto es que no podemos tener una vida humana si nos falta
el amor.
JUZGAR. -
El amor es el tema que especialmente se destaca en la
Palabra de Dios de este domingo: “Dios no hace acepción de personas” (1ª
lectura); “Dios es amor” (2ª lectura); “Como el Padre me ha amado, así os he
amado yo. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
(Evangelio).
Para ayudarnos en la reflexión orante, destacamos algunas
palabras del Papa Francisco: «El Evangelio de hoy nos conduce al Cenáculo.
Después de haber lavado los pies a los Doce, Él les dijo: Éste es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado» (Regina Coeli del
19 de mayo de 2019). Para vivir una vida verdaderamente humana, no sirve
cualquier tipo de amor; ha de ser «el amor de Jesucristo, ese con el que Él ha
dado la vida por nosotros». Por eso decía la 2ª lectura: “En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió
a su Hijo”. «Jesús nos ha amado primero, nos ha amado a pesar de nuestras
fragilidades, nuestros límites y nuestras debilidades humanas. Se trata del
amor de Dios, universal, sin condiciones y sin límites, que encuentra el ápice
sobre la cruz. En ese momento de extremo abajamiento, en ese momento de
abandono al Padre, el Hijo de Dios ha mostrado y donado al mundo la plenitud
del amor».
Este amor ‘como Él nos ha amado’ «necesita concreción, el
amor necesita presencia, encuentro, necesita tiempo y espacio donados: no puede
reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un
momento o a mensajes apresurados» (Ángelus 11 febrero 2024).
«El amor cristiano es concreto. Jesús mismo, cuando habla
del amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer a los hambrientos, visitar
a los enfermos. Son todas cosas concretas. Cuando no existe lo concreto se
acaba por vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se comprende bien dónde
está el centro del mensaje de Jesús» (9 enero 2014).
Desde aquí hemos de entender las palabras de Jesús: “A
vosotros os llamo amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os
mando”. «El amigo verdadero de Jesús se distingue principalmente por el amor
concreto; no el amor ‘en las nubes’, sino el amor concreto que resplandece en
su vida» (Homilía 24 abril 2016).
«El amor es servicio. Es servir a los demás. Cuando Jesús,
después del lavatorio de los pies, explicó el gesto a los Apóstoles, enseñó que
hemos sido creados para servirnos unos a otros, y si digo que amo, pero no
sirvo al otro, no ayudo al otro, no le permito ir adelante, no me sacrifico por
el otro, esto no es amor. Amar es hacerse próximo a las necesidades, los
llamamientos, las soledades de las personas que nos rodean» (Discurso 21 junio
2015).
ACTUAR. –
Decía Jesús en el Evangelio: “soy
yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y
vuestro fruto permanezca”. Por eso, «hay una pregunta que cada uno debe hacerse
a sí mismo: ¿Qué hago por Dios (no sólo lo que pienso o lo que digo), y qué
hago por los demás? El primer criterio es amar con las obras, no con las
palabras. Las palabras, por lo demás, se las lleva el viento: hoy están, mañana
ya no están» (Homilía 9 enero 2014).
«Amar es bello, es el camino para
ser felices. Amar quiere decir dar, no sólo algo material, sino algo de uno
mismo: el tiempo personal, la propia amistad, las capacidades personales»
(Homilía 24 abril 2016).
El amor es el lenguaje universal,
como decía san Juan: “todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque
Dios es amor”. El Señor nos manda vivir el amor concreto, como Él nos ha amado,
para «difundir por todos lados la semilla del amor que renueva las relaciones
entre las personas y abre horizontes de esperanza. Jesús siempre abre
horizontes de esperanza, su amor abre horizontes de esperanza. Este amor nos
hace convertirnos en hombres nuevos, hermanos y hermanas en el Señor. El amor
que Él nos llama a vivir es la única fuerza que transforma nuestro corazón de
piedra en corazón de carne; la única fuerza capaz de transformar nuestro
corazón es el amor de Jesús, si nosotros también amamos con este amor» (Regina
Coeli 19 mayo 2019)
Para cumplir el mandamiento de
Jesús, para vivir el amor concreto, hacemos nuestras las palabras de Benedicto
XVI: «El amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en el
que creemos y que nos impulsa a amar. El cristiano sabe cuándo es tiempo de
hablar de Dios y cuándo es oportuno callar sobre Él, dejando que hable sólo el
amor. El cristiano sabe que Dios es amor y que se hace presente justo en los
momentos en que no se hace más que amar» (Dios es amor 31c).