EL FINAL DE LOS TIEMPOS
Nos acercamos al final del año litúrgico, pues tras la celebración el próximo domingo
de Jesucristo Rey del Universo, el domingo siguiente comenzará el tiempo de Adviento
y con él un nuevo año litúrgico. Y como cada año, al final del año litúrgico, las lecturas
de la palabra de Dios nos hablan del final de los tiempos y nos orientan hacia el juicio
final.
1. Dios viene como Rey y Juez de la historia. Éste es el anuncio que hace hoy la palabra de Dios. Nuestra fe nos dice que esperamos la vuelta de Jesucristo, nuestro salvador, que vendrá a juzgar a vivos y muertos, como confesamos en el Credo. Ese día ya
está anunciado desde el Antiguo Testamento. En la primera lectura de hoy, del libro
del profeta Miqueas, se anuncia: “mirad que llega el día, ardiente como un horno”.
Con este lenguaje apocalíptico típico de algunos profetas se nos anuncia que el Señor
ha de venir. Será un fuego devorador para todos aquellos que hayan cometido injusticia, los malvados y perversos, mientras que será sol de justicia que iluminará y dará
salud para los justos que honran el nombre de Dios. Los que han cumplido los mandamientos de amar a Dios y al prójimo, vivirán junto a Dios en la eternidad, serán iluminados por la luz eterna de Dios que ha buscado con su vida aquí en la tierra. Mientras
que aquellos que han despreciado a Dios despreciando también a los hombres, han
sido injustos y han olvidado el amor rechazando a Dios y al prójimo, vivirán también
por toda la eternidad alejados de ese Dios al que ellos mismos han decidido rechazar
en su vida.
2. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. Pero ¿cuándo va a ser ese
final de los tiempos que nos anuncia la palabra de Dios? Ésta es la pregunta que le
hacen los discípulos a Jesús. Querían saber cuándo y cuál iba a ser la señal, para prepararse antes de que llegase. El mismo Jesús, ante las preguntas de sus discípulos, les
responde afirmando que antes de que suceda esto acontecerán otras cosas terribles:
guerras, terremotos, epidemias, hambre, e incluso perseguirán y encarcelarán a los
que sigan el nombre de Cristo. Con ello, Jesús nos advierte que el final de los tiempos
no será inmediato. Por tanto, no cabe vivir con angustia, pensando en lo que sucederá
al final de los tiempos. Hasta entonces tendremos tiempo para dar testimonio de
nuestra fe y que así otros muchos puedan escuchar el mensaje de salvación que nos
trae Jesús. Con nuestra perseverancia ante las dificultades, manteniéndonos firmes en
la fe, salvaremos nuestras almas. Esta perseverancia en la fe es la vida cristiana, vivir
la intimidad con el Señor, a pesar de las dificultades, vivir el mandamiento del amor,
vivir el espíritu de las bienaventuranzas en nuestro día a día.
3. Jornada mundial de los pobres. Por todo ello, encuentra aquí un lugar más que
apropiado la jornada mundial de los pobres, que el papa Francisco instauró recientemente en la Iglesia. Esta jornada lleva por lema este año “La esperanza de los pobres
nunca se frustrará”. En su mensaje, el papa Francisco nos llama a ser nosotros portadores de esta esperanza y de consuelo para aquellos que no tienen nada y que por
ello dependen de los demás. EL final de los tiempos, cuando venga de nuevo Cristo
como Juez, seremos juzgados por el amor que hemos vivido aquí en la tierra, hacia
Dios y hacia el prójimo. Para nosotros, el prójimo es especialmente el más necesitado
de nuestra ayuda. No podemos vivir verdaderamente como cristianos sin preocuparnos y sin ocuparnos de los pobres. Ellos nos necesitan.