Domingo 18 de junio de 2023
PRIMERA LECTURA:
“Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”
(Éxodo 19, 2-6a)
SALMO:
“Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño” (Salmo 99)
SEGUNDA LECTURA:
“Si fuimos reconciliados por la muerte del Hijo, ¡con cuánta
más razón seremos salvos por su vida! (Romanos 5, 6 11)
EVANGELIO:
“Llamando a sus doce discípulos y los envió” (Mateo 9,
36-10, 8)
En aquel tiempo, al ver Jesús a
las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y
abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus
discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad,
pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les
dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda
dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón,
llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su
hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo,
y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce
los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni
entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de
Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos,
resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido,
dad gratis.
EMPLEOS SIN CUBRIR
VER.-
La dueña de un pequeño comercio
dedicado a la alimentación se sorprendía por la dificultad que tenía para
encontrar trabajadores: aunque las condiciones laborales eran buenas, la
necesidad de madrugar antes de la apertura del comercio hacía que muchas personas
rechazasen el empleo ofrecido. Y es que, según datos del Instituto Nacional de
Estadística, a pesar de las cifras del paro, hay más de cien mil puestos de
trabajo sin cubrir. A veces es cierto que las condiciones de trabajo son
abusivas, pero en general estas plazas no se cubren por falta de una formación
adecuada o porque “no resultan atractivos” por el horario o el esfuerzo físico
que conllevan. Y las más perjudicadas son las pequeñas y medianas empresas,
porque no tienen relevo generacional que permita la continuidad de su
actividad.
JUZGAR.-
También en la Iglesia nos
encontramos con “empleos sin cubrir”, como ha dicho el Señor en el Evangelio:
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos. La misión evangelizadora
ofrece abundantes y variados “puestos de trabajo”, pero muchos se quedan sin
cubrir. Ya lo advirtió el Papa Francisco en “Evangelii gaudium”: “Hoy se ha
vuelto muy difícil, por ejemplo, conseguir catequistas capacitados para las
parroquias y que perseveren en la tarea durante varios años”. (81)
Y esta situación afecta sobre todo
a las pequeñas y medianas parroquias, que ven cómo año tras año disminuye el
número de los agentes pastorales y, aunque se hacen sucesivas invitaciones a la
participación y se muestra la necesidad que hay, estos llamamientos caen en el
vacío, por lo que hay áreas pastorales que ya no se pueden seguir atendiendo.
Las causas de que queden “empleos
sin cubrir” son múltiples: unas veces porque nos hemos impregnado del ambiente
de falta de compromiso que predomina en la sociedad; otras veces, como también
dice el Papa, porque “muchos laicos tratan de escapar de cualquier compromiso
que les pueda quitar su tiempo libre, y algo semejante ocurre con los
sacerdotes” (EG 81). Pero, sobre todo, hay algo que está en la base: “vivimos
un ambiente predominante de pesimismo, de debilidad, de falta de entusiasmo y
de pérdida de esperanza por parte de los cristianos. Se constata un menor pulso
vital de nuestras parroquias, comunidades y diócesis, una disminución y
reducción de la práctica religiosa, y sobre todo un menor celo apostólico. Esta
falta de intensidad hace que se impregne en nosotros un estilo vago y de escaso
compromiso. Nos conformamos con mantener lo que tenemos” (ACG – Llamados y
enviados a evangelizar, 2013). En la práctica, aceptamos como “inevitable” la actual
situación, hacemos lo que podemos mientras podamos y “el último que apague la
luz y cierre la puerta”.
De ahí la llamada del Señor:
rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Porque hay
dos cosas que no debemos olvidar: la primera, que el principal protagonista de
la evangelización es el Espíritu Santo, y Él es el que nos da la fortaleza para
vencer el pesimismo y la falta de entusiasmo. Él es quien infunde y despierta
el deseo de trabajar en la misión evangelizadora, más allá de nuestras
propuestas e invitaciones. Y la segunda cosa es que todo el Pueblo de Dios
somos “trabajadores de la mies”, que la misión evangelizadora no es cosa de
unos pocos escogidos; por tanto, no debería haber muchos “empleos sin cubrir”
en nuestras parroquias, porque todos somos corresponsables en la misión y todos
podemos y debemos trabajar en ella con nuestros talentos.
ACTUAR.-
¿Qué pienso acerca de que haya
puestos de trabajo sin cubrir, cuando hay tantas personas en paro laboral? ¿Qué
siento cuando en mi parroquia veo “empleos sin cubrir”, que hay cosas que dejan
de hacerse porque falta quien las lleve adelante? ¿Qué pienso cuando se hacen
llamamientos a la participación en algún área pastoral? ¿Me da miedo asumir
algún compromiso? ¿Habitualmente oro por las vocaciones sacerdotales, de
especial consagración, y laicales?
A todos nos duele constatar los
“empleos sin cubrir” que van quedando en nuestras comunidades parroquiales,
pero no nos quedemos en la lamentación y el pesimismo. Oremos al Señor de la
mies para que mande trabajadores a su mies, y oremos también para que nos
sintamos llamados y enviados por Él a ocupar los “empleos sin cubrir” de su
mies, porque “La misión no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo
quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no
puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta
tierra, y para eso estoy en este mundo”. (EG 273)