viernes, 16 de junio de 2023

DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO

Domingo 18 de junio de 2023

PRIMERA LECTURA:

“Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (Éxodo 19, 2-6a)

SALMO:

“Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño” (Salmo 99)

SEGUNDA LECTURA:

“Si fuimos reconciliados por la muerte del Hijo, ¡con cuánta más razón seremos salvos por su vida! (Romanos 5, 6 11)

EVANGELIO:

“Llamando a sus doce discípulos y los envió” (Mateo 9, 36-10, 8)

En aquel tiempo, al ver Jesús a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis.

EMPLEOS SIN CUBRIR

VER.-

La dueña de un pequeño comercio dedicado a la alimentación se sorprendía por la dificultad que tenía para encontrar trabajadores: aunque las condiciones laborales eran buenas, la necesidad de madrugar antes de la apertura del comercio hacía que muchas personas rechazasen el empleo ofrecido. Y es que, según datos del Instituto Nacional de Estadística, a pesar de las cifras del paro, hay más de cien mil puestos de trabajo sin cubrir. A veces es cierto que las condiciones de trabajo son abusivas, pero en general estas plazas no se cubren por falta de una formación adecuada o porque “no resultan atractivos” por el horario o el esfuerzo físico que conllevan. Y las más perjudicadas son las pequeñas y medianas empresas, porque no tienen relevo generacional que permita la continuidad de su actividad.

JUZGAR.-

También en la Iglesia nos encontramos con “empleos sin cubrir”, como ha dicho el Señor en el Evangelio: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos. La misión evangelizadora ofrece abundantes y variados “puestos de trabajo”, pero muchos se quedan sin cubrir. Ya lo advirtió el Papa Francisco en “Evangelii gaudium”: “Hoy se ha vuelto muy difícil, por ejemplo, conseguir catequistas capacitados para las parroquias y que perseveren en la tarea durante varios años”. (81)

Y esta situación afecta sobre todo a las pequeñas y medianas parroquias, que ven cómo año tras año disminuye el número de los agentes pastorales y, aunque se hacen sucesivas invitaciones a la participación y se muestra la necesidad que hay, estos llamamientos caen en el vacío, por lo que hay áreas pastorales que ya no se pueden seguir atendiendo.

Las causas de que queden “empleos sin cubrir” son múltiples: unas veces porque nos hemos impregnado del ambiente de falta de compromiso que predomina en la sociedad; otras veces, como también dice el Papa, porque “muchos laicos tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su tiempo libre, y algo semejante ocurre con los sacerdotes” (EG 81). Pero, sobre todo, hay algo que está en la base: “vivimos un ambiente predominante de pesimismo, de debilidad, de falta de entusiasmo y de pérdida de esperanza por parte de los cristianos. Se constata un menor pulso vital de nuestras parroquias, comunidades y diócesis, una disminución y reducción de la práctica religiosa, y sobre todo un menor celo apostólico. Esta falta de intensidad hace que se impregne en nosotros un estilo vago y de escaso compromiso. Nos conformamos con mantener lo que tenemos” (ACG – Llamados y enviados a evangelizar, 2013). En la práctica, aceptamos como “inevitable” la actual situación, hacemos lo que podemos mientras podamos y “el último que apague la luz y cierre la puerta”.

De ahí la llamada del Señor: rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Porque hay dos cosas que no debemos olvidar: la primera, que el principal protagonista de la evangelización es el Espíritu Santo, y Él es el que nos da la fortaleza para vencer el pesimismo y la falta de entusiasmo. Él es quien infunde y despierta el deseo de trabajar en la misión evangelizadora, más allá de nuestras propuestas e invitaciones. Y la segunda cosa es que todo el Pueblo de Dios somos “trabajadores de la mies”, que la misión evangelizadora no es cosa de unos pocos escogidos; por tanto, no debería haber muchos “empleos sin cubrir” en nuestras parroquias, porque todos somos corresponsables en la misión y todos podemos y debemos trabajar en ella con nuestros talentos.

ACTUAR.-

¿Qué pienso acerca de que haya puestos de trabajo sin cubrir, cuando hay tantas personas en paro laboral? ¿Qué siento cuando en mi parroquia veo “empleos sin cubrir”, que hay cosas que dejan de hacerse porque falta quien las lleve adelante? ¿Qué pienso cuando se hacen llamamientos a la participación en algún área pastoral? ¿Me da miedo asumir algún compromiso? ¿Habitualmente oro por las vocaciones sacerdotales, de especial consagración, y laicales?

A todos nos duele constatar los “empleos sin cubrir” que van quedando en nuestras comunidades parroquiales, pero no nos quedemos en la lamentación y el pesimismo. Oremos al Señor de la mies para que mande trabajadores a su mies, y oremos también para que nos sintamos llamados y enviados por Él a ocupar los “empleos sin cubrir” de su mies, porque “La misión no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo”. (EG 273)