miércoles, 30 de agosto de 2023

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Domingo 3 de septiembre de 2023

PRIMERA LECTURA:

“La palabra del Señor me ha servido de oprobio” (Jeremías 20, 7-9)

SALMO:

“Mi alma está sedienta de Ti, Señor, Dios mío” (Salmo 62)

SEGUNDA LECTURA:

"Presentad vuestros cuerpos como sacrificio vivo” (Romanos 12, 1-2)

EVANGELIO:

“Si alguno quiere venir en pos de Mí, que se niegue a sí mismo” (Mateo 16, 21-27)

Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle: «¡Dios te libre, Señor! ¡No te sucederá eso!». Pero él, volviéndose, le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás!, pues eres un obstáculo para mí, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombres».

Luego dijo a sus discípulos: «El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la encontrará. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué dará el hombre a cambio de su vida? Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.

CRISTIANISMO “DE IMAGEN”

VER. -

Una conocida red social, con más de mil millones de usuarios, está basada principalmente en la publicación de fotografías y videos de corta duración. Normalmente se comparten imágenes de los propios usuarios y sus vidas: cuerpos esculturales, viajes, compras, felicidad… buscando sobre todo tener muchos seguidores y muchos “me gusta” … Pero desde hace tiempo varias voces alertan de los peligros que conlleva el mal uso de esta red social, ya que las imágenes suelen retocarse para eliminar los defectos, ofreciendo así una visión falseada de la realidad. Además, genera depresión, ansiedad y baja autoestima en quienes comparan sus vidas “mediocres” con esas imágenes idílicas.

JUZGAR. -

Son muchos los grupos y movimientos eclesiales que utilizan las redes sociales para publicar fotografías y vídeos de encuentros, actividades, conciertos, peregrinaciones… donde se ve a mucha gente sonriente, pasándolo bien, o con expresiones extáticas, en un ambiente de felicidad… Pero, como decían varias personas comprometidas en su parroquia: “¿Y toda esa gente, ¿dónde está?”

 Porque, salvo en muy contadas excepciones, la realidad eclesial es muy diferente a esas imágenes. Padecemos una fuerte crisis de vocaciones al ministerio sacerdotal, a la especial consagración en órdenes religiosas o institutos seculares, y también de vocaciones laicales en movimientos y asociaciones, en la vida pública... Tampoco la realidad de las parroquias se parece a lo que se publica en redes sociales: el número de feligreses disminuye de año en año, a la vez que aumenta progresivamente la media de edad; los cada vez más escasos agentes de pastoral comprueban cómo las iniciativas y proyectos se estrellan contra el desinterés y la indiferencia.

De ahí la llamada que el Señor nos ha hecho en el Evangelio. Cuando comenzó a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho, ser ejecutado y resucitar al tercer día, Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Hasta ahora, estar con Jesús era gratificante: escuchaban su enseñanza, incluso habían sido testigos de algún milagro… Pero ante este primer anuncio de la realidad de la pasión de Jesús, Pedro se echa atrás escandalizado: ¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte. Pedro no está dispuesto a asumir esa parte menos “bonita” de ser discípulo, por eso Jesús le dirige una dura reprimenda: ¡Ponte detrás de mí, Satanás! Tú piensas como los hombres no como Dios.

Quizá estamos “pensando como los hombres”, ofreciendo una imagen irreal de lo que es ser cristiano, mostrando sólo la parte cómoda y gratificante, buscando también tener muchos “me gusta” y aumentar los seguidores… olvidando lo que ha dicho Jesús: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Ésta es la realidad, aunque no guste ni nos guste.

“Pensar como Dios” no es ensalzar el sufrimiento por el sufrimiento, sino mostrar que ser cristiano es seguir a Jesús, y esto conlleva necesariamente tomar la cruz como Él la tomó, compartiendo con Él dificultades, riesgos, incomodidades, rechazos… “Pensar como Dios” es mostrar con realismo lo que es ser cristiano, proponiendo la experiencia de Jeremías en la 1ª lectura: Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir… Todo el mundo se burlaba de mí… me ha servido de oprobio y desprecio a diario… Pensé en olvidarme del asunto… pero había en mis entrañas como un fuego… Yo intentaba sofocarlo y no podía. Jesús y su mensaje nos resultan “seductores”, atrayentes… pero seguirle con fidelidad conlleva burlas y desprecio casi a diario. Es lógico tener la tentación de “olvidarnos del asunto”, de rechazarlo como Pedro; pero, si aprendemos a “pensar como Dios”, descubriremos que seguir a Jesús es como un fuego, algo que no podemos sofocar y que nos impulsa a continuar incluso asumiendo la cruz.

ACTUAR. -

¿Me dejo “deslumbrar” por las imágenes que comparten algunos grupos y movimientos eclesiales? ¿Las comparo con mi realidad parroquial? ¿Me identifico con Pedro, “pienso como los hombres y no como Dios”? ¿Vivo la experiencia de Jeremías? ¿Cómo tomo la cruz cada día?

Como decía San Pablo, no os amoldéis a este mundo. No caigamos en la trampa de un cristianismo “de imagen”, no busquemos muchos “me gusta” ni muchos seguidores” a costa de retocar la realidad. “Presentemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo”, proponiendo sin miedo el seguimiento fiel de Jesús, incluyendo la cruz, para compartir así con Él la resurrección y la vida.