Domingo 24 de diciembre de 2023
PRIMERA LECTURA:
“El reino de David se mantendrá siempre firme ante el Señor”
(2 Samuel 7, 1-5.8b.12.14a.16)
SALMO:
“Cantaré eternamente tus misericordias, Señor” (Salmo 88)
SEGUNDA LECTURA:
"Del misterio mantenido en secreto durante siglos
eternos ha sido manifestado ahora” (Romanos 16, 25-27)
EVANGELIO:
“Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo” (Lucas 1,
26-38)
En aquel tiempo el ángel Gabriel
fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la
virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y
se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque
has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un
hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo,
el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de
Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo
será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo
vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el
Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha
concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril,
porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del
Señor; hágase en mí según tu palabra».
- Y el ángel se retiró.
DESAPERCIBIDO (I)
VER. -
Puede sonar a tópico, pero es la
realidad: el consumismo ha eclipsado por completo el Adviento y casi por
completo el verdadero sentido de la Navidad. Desde hace semanas la mirada está
puesta en ‘la navidad’, pero sólo entendida como compras y regalos, de comidas
y cenas, se ven árboles con adornos de bolas y estrellas, se ven luces de
colores en los balcones, todo está lleno de gorros y caretas de papá noel,
cuernos de reno, gnomos paisajes nevados… Y, como estamos absorbidos por todas
estas cosas, el Adviento se nos ha pasado bastante desapercibido.
JUZGAR. -
Hoy es el cuarto domingo de
Adviento. El calendario ha hecho que coincida con el 24 de diciembre, con lo
cual, aunque hayamos procurado vivir el Adviento, este domingo pasará
prácticamente desapercibido para casi todos, ya que la atención la tenemos
puesta en las reuniones familiares, con la cena de esta noche o la comida de
mañana.
La celebración de la Navidad
centra este domingo, pero eso no nos debe quitar la importancia de este día.
Hoy celebramos que la promesa que Dios había hecho por boca del profeta Isaías
y hemos escuchado en la 1ª lectura, (“El Señor os dará un signo. Mirad: la
virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel”), Dios
la ha cumplido en María, como hemos escuchado en el Evangelio: “El ángel
Gabriel fue enviado por Dios a una virgen desposada con un hombre llamado José…
Entrando en su presencia, dijo: No temas, María… concebirás en tu vientre y
darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”. Jesús, el Hijo de Dios
hecho hombre por obra del Espíritu Santo, es el gran Signo de Dios para toda la
humanidad: “Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el
trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin”.
Pero, de un modo similar a lo que
nos está ocurriendo hoy, el comienzo del cumplimiento de la promesa de Dios
pasó desapercibido para todos. Nosotros hemos representado la escena de la
Anunciación con bellos cuadros y esculturas, rezamos el Ángelus a las 12 del
mediodía, en el centro de la jornada… pero lo cierto es que, en realidad, todo
pasó desapercibido: nadie se enteró, excepto la Virgen María; el resto de
personas seguirían con sus ocupaciones cotidianas, sin sospechar que acababa de
producirse el acontecimiento que marcó el comienzo de nuestra salvación en
Cristo.
La Palabra de Dios nos pide que
no nos pase desapercibido este domingo. Igual que en el momento de la
Anunciación a María, hoy muchas personas van a seguir con sus compras, sus preparativos,
su fiesta… sin enterarse de lo que es y significa de verdad la Navidad,
totalmente ajenos al Misterio del Dios hecho hombre.
Para que no nos ocurra eso a
nosotros, hacemos una pausa en la vorágine de estos días para celebrar,
todavía, el cuarto domingo de Adviento, para adentrarnos en el Misterio de Dios
que, por su amor infinito, viene a nosotros como uno más, gestándose en el seno
de una Madre.
El cuarto domingo de Adviento es
una llamada a que podamos preguntarnos, como María: “¿Cómo será eso…?”. ¿Cómo
puede venir Dios a nosotros, hoy, aquí, a mi vida, a este mundo tan convulso?
El cuarto domingo de Adviento nos
invita a escuchar la respuesta del ángel a la pregunta de María: “El Espíritu
Santo vendrá sobre ti…”. Y así recordar que nosotros hemos recibido ese mismo
Espíritu, en el Bautismo y en la Confirmación; que no estamos sólo rememorando
algo que ocurrió en el pasado, sino que el Espíritu Santo es quien nos hace
‘concebir lo inconcebible’, quien actualiza y hace posible el nacimiento del Hijo
de Dios hoy, aquí, en nuestra vida, y en este mundo tan convulso, “porque para
Dios nada hay imposible".
ACTUAR. -
¿He podido vivir el Adviento, o
me he dejado llevar por los reclamos consumistas? ¿Este domingo todavía sigo
manteniendo el espíritu de este tiempo, o me está pasando desapercibido? ¿Cómo
voy a tener presente al Espíritu Santo para que me ‘fecunde’ y que Dios, se
encarne en mi vida?
Aunque este día pase
desapercibido para la mayoría, no nos dejemos llevar por el ambiente; que la
Virgen María nos ayude a vivir el Misterio de la Navidad, abriéndonos hoy
especialmente a la acción del Espíritu Santo que hemos recibido y diciendo,
como Ella: “hágase en mí según tu palabra”.