jueves, 8 de mayo de 2025

DOMINGO IV DE PASCUA - CICLO C

 Domingo 11 de mayo de 2025

 PRIMERA LECTURA:

"Sabed que nos dedicamos a los gentiles” (Hechos 13, 14.43-52)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, Pablo y Bernabé continuaron desde Perge y llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos adoradores de Dios siguieron a Pablo y Bernabé, que hablaban con ellos exhortándolos a perseverar fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”». Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio. Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios.

SALMO:

"Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño” ( Salmo 99)

R.  Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

V.  Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. /R.

V.  Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. /R.

V.  El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades. /R.

SEGUNDA LECTURA:

"El Cordero los apacentará y los conducirá hacia fuentes de agua viva” (Apocalipsis 7, 9.14b-17)

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y uno de los ancianos me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos».

Palabra de Dios.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  Yo soy el Buen Pastor —dice el Señor—, que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

 EVANGELIO:

"Yo doy la vida eterna a mis ovejas” (Juan 10, 27-30)

+  Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Palabra del Señor.

UN PAPA PASTOR BUENO.

VER. -

Cuando falleció el Papa Francisco, los medios de comunicación recogieron muchos comentarios elogiosos sobre su compromiso con los pobres y descartados, su cercanía y sencillez, su alegría y buen humor… También se habló mucho de las características que debería tener el nuevo Papa: que continuara el camino abierto por su antecesor, que fuera dialogante, abierto… Y todo eso es cierto y necesario, pero se refiere a cualidades humanas, de la persona; fueron pocos los que, tanto en el caso del Papa Francisco como en el del futuro Papa, hablaron específicamente de lo principal: de cómo el Papa, sea quien sea, debe anunciar a Jesucristo y su Evangelio. 

JUZGAR. -

Este cuarto domingo de Pascua es conocido como el domingo del Buen Pastor, porque en los tres ciclos litúrgicos se lee el capítulo 10 del Evangelio según san Juan, el discurso del Buen Pastor, donde encontramos un resumen de lo que hemos de pedir para el nuevo Papa. El domingo pasado escuchábamos el mandato que Jesús hizo a Simón Pedro: “Apacienta mis corderos… Pastorea mis ovejas… Apacienta mis ovejas…” Es decir, Jesús pide a Pedro que sea ‘pastor’ y, por tanto, el sucesor de Pedro, el Papa, también debe ser ante todo ‘pastor’, un pastor bueno. Y el Evangelio de hoy nos ofrece varias pistas sobre cómo debe ser la relación del pastor, el Papa, con las ovejas.

El primer detalle es que Jesús habla siempre de “mis ovejas”. Las personas a quienes se dirige el ‘pastoreo’, el anuncio de Jesucristo y su Evangelio, son ‘del Buen Pastor’, como hemos repetido en el Salmo: “Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño”. Por lo tanto, el pastor bueno ha de tratarlas, a imagen del Buen Pastor, con el máximo respeto y cuidado, buscando siempre su mayor bien tanto humano como espiritual. El Papa ha de conocer «los procesos donde campea la prudencia, la capacidad de comprensión, el arte de esperar, la docilidad al Espíritu, para cuidar a las ovejas que se nos confían» (EG 171).

De este modo, «los evangelizadores tienen ‘olor a oveja’ y éstas escuchan su voz» (EG 24), que es lo segundo que indica hoy el Señor: las ovejas “escuchan mi voz”. Las ovejas, a través de las palabras del pastor bueno, necesitan poder escuchar la voz del Buen Pastor. El Papa ha de ser un ‘hombre de la Palabra’, que la conozca y haga vida, porque las «lecturas resonarán con todo su esplendor en el corazón del pueblo si primero resonaron así en el corazón del pastor» (EG 149).

“Y yo las conozco, y ellas me siguen”: el ‘pastoreo’ del Papa, la misión evangelizadora de toda la Iglesia, no consiste en la mera transmisión de una serie de doctrinas y preceptos, sino en favorecer el ‘conocimiento’, el encuentro personal de las ovejas con el Señor Resucitado, un encuentro personal que mueva a seguirle, a hacer nuestras sus palabras, valores, actitudes, estilo de vida. Y esto «debe favorecerse y cultivarse mediante la cercanía cordial del predicador, la calidez de su tono de voz, la mansedumbre del estilo de sus frases, la alegría de sus gestos» (140), a imagen del Buen Pastor.

“No perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano”. El ‘pastoreo’ del Papa no consiste sólo en tareas de acción y promoción social de las personas, siendo éstas totalmente necesarias. «La Buena Noticia es la alegría de un Padre que no quiere que se pierda ninguno de sus pequeñitos» (EG 237). El Papa, como pastor bueno, ha de ser el primer ‘peregrino de esperanza’, como estamos celebrando este año de Jubileo, que anuncie que Jesucristo muerto y resucitado es ‘la esperanza que no defrauda’ y «nosotros, en virtud de la esperanza en la que hemos sido salvados, mirando al tiempo que pasa, tenemos la certeza de que la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria». (Bula convocatoria Jubileo, n. 19)

 ACTUAR. -

¿Qué espero del nuevo Papa? ¿Me centro sobre todo en cualidades ‘humanas’, o pido que sea un pastor bueno? ¿Me siento ‘oveja de su rebaño’? ¿Sigo las indicaciones del pastor bueno?

En una entrevista, el cardenal Carlos Osoro, expresó lo que podría resumir nuestra oración para que el nuevo Papa sea un pastor bueno a imagen del Buen Pastor: «lo que necesitamos es un Papa que sea un testigo verdadero de nuestro Señor. En la Iglesia no necesitamos teóricos, sino hombres y mujeres capaces de dar la vida anunciando el Evangelio. Cada momento de la historia tiene sus particularidades, y en éste, lo prioritario es anunciar a Jesucristo en las circunstancias concretas, dando una respuesta a las necesidades fundamentales de las personas. Y hacerlo sin buscar agradar al mundo o seguir la agenda del mundo, sino buscando sólo agradar a Dios, cumplir su voluntad y anunciar a Jesucristo sin dejarnos a nadie por el camino».