Domingo 18 de mayo de 2025
PRIMERA LECTURA:
"Contaron a la Iglesia lo
que Dios había hecho por medio de ellos”
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles.
En aquellos días, Pablo y Bernabé
volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y
exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas
tribulaciones para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban
presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían
creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la
Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de
donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de
cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había
hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la
fe.
Palabra de Dios.
SALMO:
"Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey”
(Salmo 144)
R.
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
V.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en
piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. /R.
V.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus
fieles. Que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. /R.
V.
Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu
reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad.
/R.
SEGUNDA LECTURA:
"Dios enjugará toda lágrima
de sus ojos” (Apocalipsis 21, 1-5a)
Lectura del libro del
Apocalipsis.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una
tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar
ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo,
de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo. Y
oí una gran voz desde el trono que decía: «He aquí la morada de Dios entre los
hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el “Dios con ellos”
será su Dios». Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni
duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido. Y dijo el que
está sentado en el trono: «Mira, hago nuevas todas las cosas».
Palabra de Dios.
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.
V.
Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—: que os améis unos a otros,
como yo os he amado.
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.
EVANGELIO:
"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros”
(Juan 13, 31-33a.34-35)
Cuando salió Judas del cenáculo,
dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en
él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo:
pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. «Donde yo
voy no podéis venir vosotros». Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a
otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos
que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».
HACIA UNA
IGLESIA SINODAL EN MISIÓN.
VER. –
Tras la muerte del Papa
Francisco, mucha gente, tanto miembros como no miembros de la Iglesia se
preguntaba si el sucesor iba a continuar en la misma línea o iba a hacer
‘borrón y cuenta nueva’. Ante esa inquietud, hay que recordar que el Papa
Francisco, contrariamente a lo que muchos creen, no ‘rompió’ con lo anterior,
sino que continuó la línea de sus predecesores (un ejemplo fue su exhortación
apostólica “Evangelii gaudium”, que el mismo Papa Francisco calificó como una
actualización de “Evangelii nuntiandi”, de Pablo VI). Lo que hizo fue, desde
esa continuidad, poner el acento en una serie de puntos que en este momento de
la historia es necesario destacar.
JUZGAR. -
Del Papa Francisco se han
recordado sus gestos de cercanía, su buen humor, su preferencia por ‘las
periferias’, su dedicación a los ‘descartados’… Pero hay otros aspectos menos
visibles o menos conocidos que han marcado su pontificado y que suponen principios
firmes para la vida y misión de la Iglesia. Y uno de estos aspectos, en general
poco conocido, es el de la ‘sinodalidad’.
‘Sínodo’ significa “caminar
juntos”, y en el año 2021 el Papa Francisco convocó el Sínodo con el lema: “Por
una Iglesia sinodal: comunión-participación-misión”, para concienciarnos de
que, como dijo en el documento preparatorio, la sinodalidad denota el estilo
particular que califica la vida y misión de la Iglesia, expresando su
naturaleza de Pueblo de Dios que camina y se reúne en asamblea, convocado por
el Señor Jesús en el poder del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. La
sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vida y de trabajo de la
Iglesia.
La sinodalidad no es algo nuevo:
en la 1ª lectura hemos escuchado que Pablo y Bernabé, después de recorrer
varias ciudades anunciando el Evangelio, “se embarcaron para Antioquía, de
donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de
cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia y les contaron lo que Dios había
hecho por medio de ellos”.
El tiempo de Pascua es
especialmente propicio para, a la luz de los Hechos de los Apóstoles,
‘mirarnos’ en el espejo de las primeras comunidades cristianas y aprender de
ellos cómo llevar adelante hoy la misión evangelizadora, afrontando los retos y
aprovechando las oportunidades. Y, como el Papa Francisco quiso destacar, algo
que debemos aprender de ellos es la sinodalidad, porque permite a todo el
Pueblo de Dios caminar juntos, escuchando al Espíritu Santo y la Palabra de
Dios, para participar de la misión de la Iglesia. Es la forma más eficaz de
manifestar y poner en práctica la naturaleza de la Iglesia como Pueblo de Dios
peregrino y misionero. (Doc. preparatorio)
Para eso, todo el Pueblo de Dios,
tanto laicos como ministros ordenados y personas con especial consagración,
debe conocer y dar continuidad a lo que el Sínodo sobre la sinodalidad concluyó
tras la segunda sesión, celebrada en octubre de 2024, cuyo documento final
lleva por título: “Hacia una Iglesia sinodal en misión”: «Pedimos a todas las
Iglesias locales que continúen su camino cotidiano, identificando caminos
concretos para realizar una conversión sinodal tangible en las diversas realidades
eclesiales: Parroquias, Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida
Apostólica, Asociaciones de Fieles, Diócesis, etc.» (9). «El Espíritu Santo nos
impulsa a avanzar juntos en el camino de la conversión pastoral y misionera,
que implica una profunda transformación de las mentalidades, actitudes y
estructuras eclesiales. Se ha subrayado la necesidad de superar las
resistencias al cambio, asumiendo la lógica del Evangelio y dejando de lado las
rutinas que nos impiden responder con creatividad y valentía a los desafíos
actuales». (14)
ACTUAR. -
¿Sé qué es la sinodalidad, he
oído hablar de ella? ¿He participado en las consultas que se han realizado para
el Sínodo universal? ¿Me siento corresponsable en dar continuidad a lo que el
Papa Francisco impulsó con el Sínodo sobre la sinodalidad? ¿Estoy dispuesto a
los cambios necesarios?
Si queremos continuar avanzando
“Hacia una Iglesia sinodal en misión”, todos los que somos y formamos la
Iglesia debemos implicarnos en ello; no depende sólo ‘del Papa de turno’.
Haciendo vida el “mandamiento nuevo”, caminemos juntos porque «el camino de la
sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Este
itinerario es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando
sobre el camino recorrido, la Iglesia podrá aprender cuáles son los procesos
que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación y a
abrirse a la misión» (Doc. preparatorio), como hicieron las primeras
comunidades cristianas.