viernes, 16 de mayo de 2025

DOMINGO V DE PASCUA - CICLO C

Domingo 18 de mayo de 2025

PRIMERA LECTURA:

"Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos”

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

Palabra de Dios.

SALMO:

"Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey” (Salmo 144)

R.  Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

V.  El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. /R.

V.  Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles. Que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. /R.

V.  Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. /R.

SEGUNDA LECTURA:

"Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (Apocalipsis 21, 1-5a)

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo. Y oí una gran voz desde el trono que decía: «He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el “Dios con ellos” será su Dios». Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido. Y dijo el que está sentado en el trono: «Mira, hago nuevas todas las cosas».

Palabra de Dios.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

V.  Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—: que os améis unos a otros, como yo os he amado.

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO:

"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros” (Juan 13, 31-33a.34-35)

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. «Donde yo voy no podéis venir vosotros». Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

HACIA UNA IGLESIA SINODAL EN MISIÓN.

VER. –

Tras la muerte del Papa Francisco, mucha gente, tanto miembros como no miembros de la Iglesia se preguntaba si el sucesor iba a continuar en la misma línea o iba a hacer ‘borrón y cuenta nueva’. Ante esa inquietud, hay que recordar que el Papa Francisco, contrariamente a lo que muchos creen, no ‘rompió’ con lo anterior, sino que continuó la línea de sus predecesores (un ejemplo fue su exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, que el mismo Papa Francisco calificó como una actualización de “Evangelii nuntiandi”, de Pablo VI). Lo que hizo fue, desde esa continuidad, poner el acento en una serie de puntos que en este momento de la historia es necesario destacar. 

JUZGAR. -

Del Papa Francisco se han recordado sus gestos de cercanía, su buen humor, su preferencia por ‘las periferias’, su dedicación a los ‘descartados’… Pero hay otros aspectos menos visibles o menos conocidos que han marcado su pontificado y que suponen principios firmes para la vida y misión de la Iglesia. Y uno de estos aspectos, en general poco conocido, es el de la ‘sinodalidad’.

‘Sínodo’ significa “caminar juntos”, y en el año 2021 el Papa Francisco convocó el Sínodo con el lema: “Por una Iglesia sinodal: comunión-participación-misión”, para concienciarnos de que, como dijo en el documento preparatorio, la sinodalidad denota el estilo particular que califica la vida y misión de la Iglesia, expresando su naturaleza de Pueblo de Dios que camina y se reúne en asamblea, convocado por el Señor Jesús en el poder del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vida y de trabajo de la Iglesia.

La sinodalidad no es algo nuevo: en la 1ª lectura hemos escuchado que Pablo y Bernabé, después de recorrer varias ciudades anunciando el Evangelio, “se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia y les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos”.

El tiempo de Pascua es especialmente propicio para, a la luz de los Hechos de los Apóstoles, ‘mirarnos’ en el espejo de las primeras comunidades cristianas y aprender de ellos cómo llevar adelante hoy la misión evangelizadora, afrontando los retos y aprovechando las oportunidades. Y, como el Papa Francisco quiso destacar, algo que debemos aprender de ellos es la sinodalidad, porque permite a todo el Pueblo de Dios caminar juntos, escuchando al Espíritu Santo y la Palabra de Dios, para participar de la misión de la Iglesia. Es la forma más eficaz de manifestar y poner en práctica la naturaleza de la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino y misionero. (Doc. preparatorio)

Para eso, todo el Pueblo de Dios, tanto laicos como ministros ordenados y personas con especial consagración, debe conocer y dar continuidad a lo que el Sínodo sobre la sinodalidad concluyó tras la segunda sesión, celebrada en octubre de 2024, cuyo documento final lleva por título: “Hacia una Iglesia sinodal en misión”: «Pedimos a todas las Iglesias locales que continúen su camino cotidiano, identificando caminos concretos para realizar una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales: Parroquias, Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, Asociaciones de Fieles, Diócesis, etc.» (9). «El Espíritu Santo nos impulsa a avanzar juntos en el camino de la conversión pastoral y misionera, que implica una profunda transformación de las mentalidades, actitudes y estructuras eclesiales. Se ha subrayado la necesidad de superar las resistencias al cambio, asumiendo la lógica del Evangelio y dejando de lado las rutinas que nos impiden responder con creatividad y valentía a los desafíos actuales». (14)

ACTUAR. -

¿Sé qué es la sinodalidad, he oído hablar de ella? ¿He participado en las consultas que se han realizado para el Sínodo universal? ¿Me siento corresponsable en dar continuidad a lo que el Papa Francisco impulsó con el Sínodo sobre la sinodalidad? ¿Estoy dispuesto a los cambios necesarios?

Si queremos continuar avanzando “Hacia una Iglesia sinodal en misión”, todos los que somos y formamos la Iglesia debemos implicarnos en ello; no depende sólo ‘del Papa de turno’. Haciendo vida el “mandamiento nuevo”, caminemos juntos porque «el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Este itinerario es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino recorrido, la Iglesia podrá aprender cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión» (Doc. preparatorio), como hicieron las primeras comunidades cristianas.